"Lo que tenía mal desde hace mucho era el corazón", se comentaba ayer con razón y refiriéndose a la causa de la muerte de don Agustín Alonso Táboas, en el entierro del que fue párroco de Paramos, Soutelo y Baldráns. Y sin embargo, como contraste, el recuerdo que de Don Agustín nos queda, en el adiós, es precisamente su extraordinario buen corazón.

Agustín había nacido hace 83 años en la parroquia mosense de San Pedro de Cela, en la que yace ahora enterrado a la espera de la resurrección final. Recibió la ordenación sacerdotal en Tui, hace 56 años, y allí había hecho los estudios eclesiásticos. Desde el inicio de su ministerio y hasta el final destacó don Agustín -otra paradoja de su bondad-, por su tímida pero indeclinable servicialidad.

Así, callada y silenciosamente siempre, sin estridencias ni protagonismos, se entregó en servicio a los demás: durante tres años en Sabaxáns y Gargamala; dos más en San Fausto de Chapela (1961) y luego durante 51 años como párroco en las parroquias de Paramos y Soutelo (concellos de Tui y Salceda). Desde el año 1991 era también párroco de Baldráns en Tui. Sus compañeros sacerdotes le habían elegido (1979) Arcipreste de las parroquias de Entenza. Descanse en paz Don Agustín: un amigo, un vecino, un cura de buen corazón.

*Sacerdote