Los petroglifos de Poza da Lagoa, en el yacimiento arqueológico de Monte Penide, aparecieron en los últimos días marcados con tiza para resaltar los surcos. Esta práctica, prohibida al tratase de un conjunto protegido con la declaración de Bien de Interés Cultural, supone un importante daño puesto que cualquier manipulación que se realice puede alterar el grabado rupestre.

El arqueólogo Xurxo Constela, responsable del proyecto de señalización y creación del museo virtual del parque arqueológico de Monte Penide, lamentó ayer este nuevo ataque al patrimonio cultural y, aunque admite que el autor o los autores "seguramente lo hicieron sin maldad" con la intención de observar mejor las figuras, censura este tipo de práctica por resultar dañinas al causar el deterioro de los surcos del petroglifo.

Hace dos meses otro conjunto de grabados rupestres de esta zona de Redondela también resultó dañado con una acción similar, aunque en esa ocasión fue más grave al usar una piedra o algún otro instrumento punzante para marcar los surcos, algo muy perjudicial porque cambia los trazos, crea líneas nuevas y se pierden datos arqueológicos.

Constela también critica la intervención realizada el pasado mes por la Comunidad de Montes de Trasmañó en el entorno de la mámoa do Chan do Rato y de los petroglifos de A Porteliña, en Poza da Lagoa, durante la realización de unos trabajos de tala. Esta acción fue objeto de una denuncia por parte de los comuneros de la parroquia vecina de Cabeiro, que aseguraban que los restos arqueológicos no fueron vallados como contempla la Ley para la ejecución de los trabajos y se empleó maquinaria pesada, algo prohibido puesto que los yacimientos cuentan con unos márgenes de protección de 200 metros alrededor de cada elemento.