A golpe de taladro y azuzados por los berridos de la madre, los bomberos de Baixo Miño rescataron esta mañana a un corderito de dos meses que se había caído en un agujero de tres metros de profundidad en Salceda de Caselas, parroquia de Budiño.

Lo estrecho del hueco, por el que apenas les cabía un brazo, obligó a los tres bomberos a tirar de taladro y percutor para ensanchar las paredes de la gruta lo suficiente como para introducir medio cuerpo y evacuar al animal. Nada menos que cuatro horas les llevó la maniobra.

El cordero, en cuanto vio la luz, se puso a mamar inmediatamente. "Fue muy bonito", comentaron los bomberos.

El operativo se montó a raíz de la llamada al 112 de la propietaria del animal, que decidió acercar a la madre al agujero para calmar a la cría, muy asustada por el ruido de los taladros.