Las calles del centro urbano de Redondela ya huelen a vegetal. Decenas de voluntarios, la mayoría residentes en el casco viejo, trabajan todas las tardes en la preparación del material con el que elaborarán los tapices florales del Corpus. Unas labores que unen cada día a mayores y niños durante horas con el objetivo de mantener viva la tradición.

"Pedí vacaciones en el trabajo para colaborar en las alfombras porque es una tradición familiar en la que participo desde que era niña, igual que hacía mi madre y que también he transmitido a mis hijos. Es un orgullo ver todas las calles adornadas el día de la procesión, recompensa todo el esfuerzo realizado", comenta Ángeles Viruleg, mientras deshoja cajas llenas de mirto en un local en la calle Isidoro Queimaliños.

Una de las veteranas del grupo, Estrella Otero, de 90 años, participa en estas labores desde que se inició en los años sesenta. "Antes había más gente trabajando a pesar de que era más duro porque teníamos que salir al monte a buscar el material", recuerda, y lamenta que la juventud actual no se implique en la celebración. "Es una tradición muy bonita y debería volcarse todo el pueblo para que perdure", apunta Estrella.

Aunque la mayoría de los voluntarios son mujeres mayores, también hay muchos niños que ayudan. Lucía Figueroa, de 9 años, y su hermano Álex de 6 años acuden cada tarde junto a su madre para colaborar con la alfombra de la calle Adro. "Empecé cuando tenía solo 3 años y nunca falto a la cita. Me gusta mucho porque lo pasamos bien, sobre todo el último día, cuando se coloca todo el material en las calles", explica Lucía. Sin embargo reconoce que ninguno de sus compañeros de clase participa en las tareas de deshoje. "No les interesa esto", justifica.

El gobierno local, por primera vez, ha tratado de implicar a las parroquias en la elaboración de las alfombras florales. Para ello, en los últimos días remitió un escrito a todos los colectivos vecinales y culturales del municipio para animarles a participar de forma altruista en estas labores a cambio de incluir en la alfombra una señal que identifique al colectivo que colaboró en su confección.

Hasta el momento, solo Santo Estevo de Negros ha respondido al llamamiento con ocho personas que participan en un local de la calle Reveriano Soutullo. "Es positivo que participen las parroquias porque es una forma de implicar más en la fiesta a todo el municipio y también sirve para relacionarte con otros vecinos", comenta Francisco García, uno de los participantes de Negros.