El río Tea está desde el pasado día 30 bajo la atenta mirada del Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona), Policía Autonómica y el equipo de agentes medioambientales de la Xunta para localizar furtivos.

Las tres departamentos vigilan las zonas de desove de la lamprea de forma coordinada para evitar que los furtivos hagan acto de presencia y hasta el momento fueron localizadas dos personas.

Los furtivos que se apostan por la noche en las zonas de desove de la lamprea son especialmente sigilosos este año, según informó un miembro del operativo. Con el trabajo de vigilancia que peina el Tea desde Salvaterra a Mondariz se pretende evitar que se esquilme esta especie que se encuentra en periodo depositar los huevos en la arena

Una vigilancia similar se realiza cada año en zonas del Miño, en este caso con la colaboración de marinos de la Armada, debido a que en los últimos años la aparición de furtivos fue en aumento.

En el río Tea, los furtivos pescan con fisga, que es un arte prohibido en el Miño durante todo el año, pero en el Tea se ha permitido a un número de pescadores limitado que participaron en un sorteo, debido a la tradición de su uso. En todo caso, el 30 de abril finalizó la posibilidad de utilización de este instrumento durante este año.

Para usar la fisga, los furtivos se acercan a las zonas de desove durante la noche y, tras localizar con una linterna al pez inmóvil en lo que se llama "coviñas", se pincha con el instrumento y se saca del río. Según los expertos, este arte es uno de los más primitivos, anterior al anzuelo y la red. Se trata de una barra de madera larga que termina en un tridente con el que se cogen los peces. Además de para la lamprea también se usa para capturar sollas en la zona del Baixo Miño. La lamprea tras nacer inicia una migración al mar de los sargazos.