La mejora de las dotaciones del servicio de emergencias de la Mancomunidade do Val Miñor se retrasa y ni siquiera está garantizada para este verano. La incorporación de seis agentes a la plantilla para disponer de un grupo de doce estaba prevista en abril, pero el mes ha terminado y todavía habrá que esperar para disponer de un servicio con garantías de eficacia a la hora de sofocar un incendio o practicar excarcelaciones en accidentes de tráfico. ¿Hasta cuándo? Se desconoce. El presidente del organismo supramunicipal, Alberto Valverde, alcalde de Nigrán, no puede ofrecer una fecha porque el Ejecutivo gallego y la Fegamp todavía no han firmado el convenio para poner en marcha los grupos de emergencias supramunicipales (GES) en todo el territorio gallego.

Valverde asegura que existen partidas autonómicas y de la Diputación para activar el nuevo servicio. En el caso del Val Miñor, ascienden a 150.000 euros para las retribuciones del personal y otros 50.000 para el mantenimiento de instalaciones y equipos. Pero falta que las administraciones implicadas den el paso para iniciar el proceso de selección de los bomberos y contratarlos.

Al parecer, la discrepancia reside en el tipo de contrato al que estarían sujetos los agentes. Según había anunciado la Dirección Xeral de Emerxencias el pasado enero, la nueva organización permitiría terminar con la inestabilidad laboral de los efectivos. Muchos de ellos trabajaban solo nueve meses al año. En el caso miñorano, nueve fueron despedidos tras un proceso judicial que les reconoció el derecho a contratos indefinidos por la vinculación probada a la mancomunidad pese a esa temporalidad.

El presidente insta a ambas partes a llegar a un entendimiento "cuanto antes". "No tendría sentido comenzar el verano sin un servicio reforzado", apunta, dado que durante la época estival no solo se incrementa el riesgo de incendios, sino que se multiplica la población en la comarca y también el número de intervenciones.

El actual grupo operativo de emergencias ha cumplido dos años con seis bomberos, de manera que las bajas y vacaciones obligan a organizar turnos de una sola persona o ninguna. Esta circunstancia hace imposible responder a cualquier alerta de fuego o accidente. Los protocolos obligan a que sean al menos dos los efectivos que intervengan, tanto por operatividad como por su propia seguridad. No obstante, los agentes miñoranos asisten igualmente a las alertas de los vecinos, en ocasiones con serios riesgos para su integridad.