Día grande para el banco de tapones del Baixo Miño, con sede en Tomiño, y para las personas voluntarias que le dan vida y hacen posible su funcionamiento con el fin de ayudar a mejorar la vida de niños que están enfermos y tienen necesidades que sus padres no pueden costear con sus propios medios.

En el día de ayer, el niño Xosé Fernández Tresandí, de 3 años de edad, y con parálisis cerebral, recibía la cantidad de 1.506 euros para ayudar a la compra de una grúa y una hamaca para la bañera. Otro pequeño, César, de cuatro años y medio, de A Illa de Arousa, recibió 1.758 euros para la compra de un andador especial.

Un total de 22.000 kilos de tapones se seleccionaron ayer en el almacén tomiñés, gracias al trabajo altruista de más e cien personas que llegaron desde diversos puntos de Galicia para ayudar. Consiguieron su objetivo en tres horas y media ¡un récord!. El portavoz del colectivo, Jesús Pazo, calificaba de éxito la operación, una más que se suma a otras anteriores.

"Se nota que la gente está más concienciada y el material llega al almacén casi totalmente reciclado", con lo que el ahorro de tiempo es mucho. A esto se suma que la colaboración se ha expandido de forma impensable y se suman los tapones que llegan desde localidades como Palencia, Valladolid y León.

Precisa Jesús Pazo que en esta campaña, pensada para ayudar a un total de cinco niños con diferentes enfermedades, en tan sólo 25 días, se han reunido 10.000 kilos de tapones en el almacén de Tomiño, 8.000 kilos en el de Lugo y 4.000 en el de Illa de Arousa. Se calcula en una media de 700-800 kilos diarios la cantidad que llega a cada uno de los almacenes.

Todo el material se ha seleccionado en el almacén base de Tomiño, que se está convirtiendo en una auténtica planta logística de reciclaje con fines benéficos.

Tres grandes camiones de Transportes Moure, empresa colaboradora y altruista, se utilizaron ayer para cargar los enormes sacos que pernoctarán en las instalaciones de la empresa hasta el próximo lunes, día en que se trasladará la mercancía a su destino, la firma Reserplas, S. L., de Porriño, que compra todo el material previamente seleccionado.

Además de los dos pequeños antes citados y sus familias, estuvieron presentes la niña Alma, que tuvo ya su campaña y Carlos, un niño invidente de Salvaterra, al que se va a ayudar.