Tres cadáveres de oveja permanecieron al menos cinco días en uno de los regatos que suministran agua al embalse baionés de Baíña. Dos de ellos en sus inmediaciones y uno en pleno cauce. Se trata del río Vilariño, ubicado cerca de San Cosme, en la misma parroquia donde se ubica la presa. Agentes del Seprona de la Guardia Civil investigan las circunstancias de lo ocurrido y buscan al propietario, aunque el esclarecimiento de los hechos se presenta complicado, dado que los animales carecían de los crotales identificativos.

Los cuerpos fueron arrojados presuntamente desde el vial de San Cosme en el interior de sacos que se encontraron también en el lugar. Aunque los restos de las ovejas ya estaban dispersos, en avanzado estado de descomposición y semidevorados por otros animales, según indican fuentes de la investigación.

Vecinos del entorno denunciaron el hallazgo la semana pasada ante el temor a que originase un "problema de salud pública", una cuestión que el concejal de Medio Ambiente de Baiona, Ángel Rodal, niega de forma rotunda. El edil incide en la eficacia del sistema de potabilización del agua que procede del embalse y llega a los hogares del municipio. Recuerda asimismo que en más de una ocasión han aparecido cadáveres de caballos salvajes en la presa sin ninguna consecuencia.

Tanto efectivos de la Guardia Civil como de la Policía Local de Baiona acudieron al lugar tras recibir la alerta de los lugareños, que aseguran que "no es la primera vez que aparecen cuerpos de animales en este cauce". Y es que se trata de un lugar de "fácil acceso" para los dueños de ganado irregular. La fuerte pendiente entre la carretera y el río es propicia para que descarguen los animales y los dejen caer hacia el regato. Rodal lamenta lo ocurrido y espera que se esclarezcan los hechos para "no se vuelvan a repetir".

La comunidad de montes de Baíña se encargó el lunes de la retirada de los cadáveres y de remitirlos a una empresa homologada para hacerlos desaparecer.