La pesca en el Miño está viviendo unas semanas de "bajón", con reducción de capturas de lamprea, para descontento de los pescadores. En la lonja de A Guarda se registraron un total de 239 ejemplares capturados desde el inicio de la campaña hasta el pasado 20 de febrero, a un precio medio de 7,54 euros que es la cantidad que se paga al pescador. La angula o "meixón" registrada durante doce días, desde el 1 de enero al 17 del mismo mes, suma la cantidad de 303 kilos, por los que cada pescador ha cobrado un precio medio de 299,79 euros. Esta mercancía no se subasta en la lonja y se vende al viverista.

A pie de río es donde se escuchan las opiniones de pescadores. La "luna" de pesca de angula comenzó el pasado lunes, día 4, pero los expertos esperan a que la hora de inicio, que va avanzando durante el día, coincida con la maré, en el atardecer. Mientras, continúan con la captura de lampreas " y el resultado es impredecible. Depende de la suerte de cada uno", explica un profesional que tiene un balance entre 2 y 4 ejemplares por día. Los vende directamente él mismo al estar dado de alta también como comercial. El cliente le paga una media de 20 euros por pieza.

El pescador-comercializador lleva hasta la lonja guardesa su guía de pesca para su registro. En ella aparecen sus datos: día, barco, pescador, especie, peso, precio, etc, "La lonja, por la gestión, me cobra el 5% del coste como pescador y un 1,7% como comercializador", cuenta. Se emite un ticket que acompaña a cada pieza de lamprea que se entrega al comprador final, como garantía de origen del Miño.

José Benito Pousa, portavoz de la plataforma en defensa de la pesca tradicional, confirma la escasez de lampreas en la parte alta del río. Los pescadores cobran 10 euros la pieza por los ejemplares de mayor tamaño y por los pequeños perciben 5 euros.

La vigilancia de efectivos de la Marina española en tierra, es intensa y diaria. La inspección se realiza varias veces a los mismos pescadores. "En mi diario de pesca, en 10 días, figuran 7 anotaciones de la Marina", explica uno de los profesionales. En la inspección controlan el diario de pesca y después comprueban a bordo si coincide con las capturas. También controlan las redes.