La dirección gallega de UPyD reclamó a su único concejal en toda Galicia, el baionés Antonio Amorín, que entregase el acta de edil para dejar paso a la número dos de la lista electoral, Ana Ruibal, hace diez meses. Lo hizo cuando Amorín presentó su renuncia a la militancia por discrepancias acerca de la sede de la Avenida Monterreal.

Según argumentan desde la cúpula gallega de UPyD, el bajo que albergaba la sede del partido en Baiona es propiedad de Amorín y las normas del partido establecen que debe ser la formación la que alquile los locales. "Se le propuso que alquilase el local al partido o que buscase otro, pero prefirió dejar la formación", afirman.

Respecto a la disposición mostrada por Amorín para negociar su continuidad en la Corporación como representante de UPyD hasta que termine el mandato, el partido afirma "no hay nada que negociar porque se negó a dejar su puesto hace diez meses".