La parroquia redondelana de San Vicente de Trasmañó celebra hoy un homenaje al que fue su sacerdote en las últimas tres décadas, Waldo García Romero, con motivo de su reciente jubilación a los 80 años. Los actos comenzarán a las 11.00 horas con una eucaristía en la iglesia parroquial para, posteriormente, realizar una visita a la isla de San Simón y concluir con comida en el restaurante Antolín de Cesantes.

"Me siento muy afortunado por el aprecio que me demuestra la gente de Trasmañó y porque dejo muy buenos recuerdos en esa parroquia en la que siempre fui tan bien acogido", comenta Waldo, agradecido por el homenaje. A pesar de haber nacido en Vigo confiesa sentir un cariño especial a la parroquia redondelana en la que vivió con su madre y su hermana, y en donde ambas fueron enterradas tras su fallecimiento. "Una parte de mí siempre estará en Trasmañó", apunta en referencia a sus familiares.

Waldo García ingresó en el seminario de Viana do Castelo a los 24 años y finalizó sus estudios religiosos en Roma. La mayor parte de su juventud la paso como misionero en Camerún y Ángola, país del que tuvo que huir escondido en un barco después de denunciar en una misa las crueles torturas de los policías secretos de Salazar.

Tras desembarcar en Barcelona y pasar un tiempo en Madrid y Salamanca regresó a su ciudad natal para encargarse de las parroquias de Cedeira y Trasmañó.

"Es muy difícil dejar la labor pastoral después de tantos años, pero no me quedó más remedio por razones médicas. Los años no perdonan", indica con sentido del humor. A lo largo de tres décadas se siente uno más de la parroquia, a la que acude siempre que tiene ocasión. Y no escatima elogios a sus gentes, a los que agradece la confianza y trato familiar durante tantos años.