Una mámoa de 6.000 años de antigüedad, situada en el alto del monte Castiñeira de la parroquia de Pinzás (Tomiño), ha sido destruida casi en su totalidad por una excavadora, con la supuesta intención de expoliar los posibles restos de valor que hubiesen en su interior. El arqueólogo y profesor de Historia en el IES de Coruxo, Gustavo Pascual Hermida, descubrió los daños el pasado martes, día 11, y presentó una denunciado del hecho ante Patrimonio de la Xunta. Al mismo tiempo hace un llamamiento a la concienciación de la ciudadanía sobre la importancia de conservar este patrimonio protegido que pertenece a toda la sociedad.

Los autores del estropicio que buscaban un "tesoro" inexistente, destruyeron el auténtico valor: la propia tumba colectiva que permanecía en el lugar desde hace 6.000 años. En las mámoas se enterraban a generaciones de miembros de tribus. Tienen forma de cámara, con grandes piedras verticales llamadas ortostatos, cubiertas por una gran cubierta pétrea. Sus constructores la tapaban con tierra y la recubrían con una coraza de piedras menudas, la mayoría cuarzo blanco que brilla con el sol, para evitar que la lluvia arrastrase la tierra y para que, a su vez, la tumba destacase en el paisaje. Junto a los cuerpos depositaban un ajuar formado por herramientas, como hachas de metal, incluso puñales decorados, puntas de flecha talladas exprofeso, anillos, brazaletes y algún cuenco de cerámica. "Por eso fueron expoliadas desde hace siglos. En el XVI d. C. un famoso personaje, el licenciado Pedro Vázquez de Orxas, que había estado en América dedicándose a expoliar tumbas de culturas precolombinas, solicitó una cédula real para poder abrir las tumbas de los Galigrecos", explica el arqueólogo cuando "apenas encerraban riqueza que no sea la propia historia y los datos que pueden aportar al conocimiento de la prehistoria de Galicia y de la Península". Hoy en día las mámoas se presentan como una pequeña montaña circular con una depresión en su cima que evidencia su expoliación hecha por la tapa del techo.

Los montes de Pinzás es una zona amesetada con una gran riqueza arqueológica, desde yacimiento del Paleolítico y herramientas de piedra Achelenses de más de 150.000 años, descubierto por el arquitecto vigués Jaime Garrido en los años 80 y excavado hace unos años por la arqueóloga Rosa Vilar. El cordal amesetado que se extiende desde el Alto de Pinzás hasta Vilachán do Monte contiene más de una docena de tumbas megalíticas. Además, en la falda Este de Pedra da Gata, se halla la más grande explotación minera romana de oro del Baixo Miño, de más de 500 metros de largo.

Trabajar para prevenir

La alcaldesa de Tomiño, Sandra González, que no tenía conocimiento del hecho, puso como ejemplo para una concienciación eficaz la visita a los petroglifos del monte Tetón, realizada en la noche del pasado viernes, con más de 80 personas asistentes a la charla inicial ofrecida por el arqueólogo Lois Villar. También valoró las charlas sobre este patrimonio que se imparten en las escuelas "es un trabajo que luce menos, pero es la labor que sirve para prevenir y para el futuro", precisa la regidora.