Adrenalina y dinero para la fiesta. Ambas cosas se intercambiaron ayer en el centro cultural de Donas, donde la comisión de festejos del Dulce Nombre de Jesús celebraba por primera vez una yincana de coches con la que pilotos y público disfrutaron de una tarde trepidante.

La organización, acostumbrada hasta ahora a métodos más tradicionales para financiar los actos con los que el último fin de semana de agosto honran a su patrón, puso ayer todo su empeño en el buen desarrollo de la prueba, en cuya preparación trabajaron más de una treintena de personas, encargadas de la seguridad, el diseño del circuito, las inscripciones, la venta de rifas o, incluso, el servicio de bar.

Parte del medio centenar de pilotos participantes se inscribían aún ayer a primera hora de la tarde para entrar en competición. Era su última oportunidad de abonar una cuota de treinta euros que les daba derecho a medir su pericia al volante en el circuito con el resto de inscritos, apasionados de la velocidad y amantes del riesgo.

Un trazado de un dibujo sencillo aunque no exento de dificultades técnicas permitió a los pilotos, divididos en cuatro categorías (quads, kart-cross, tracción delantera y tracción trasera), ejecutar espectaculares derrapes y aceleraciones extremas en los terrenos que rodean el centro cultural ante un público que se mostró entregado al espectáculo desde el primer minuto.

El atractivo de la prueba, la primera de estas características que se celebra en el Val Miñor, provocó incluso que se colapsasen por momentos los viales de acceso al recinto, que estuvo abarrotado de espectadores desde primera hora.

"Es la primera vez que hacen algo así en la comarca y tenía curiosidad por ver cómo era", señalaba Óscar Fernández, que asistió a la yincana con un grupo de amigos, todos ellos amantes de los deportes de motor.

"Lo más impresionante es ver cómo controlan los coches; a veces parece increíble a esas velocidades. ¡Van como locos!", comentaba a su vez Carmen Álvarez, vecina de Nigrán.

Los pilotos, procedentes no solo del Val Miñor sino también de Vigo y otros municipios del sur de la provincia, recorrieron por vez primera la pista de tierra con sesiones de entrenamiento y pruebas clasificatorias para la final, que se disputa hoy, a partir de las diez de la mañana.

Tras la carrera, la organización entregará un trofeo a todos los participantes y premios a los primeros clasificados en cada categoría.

La buena respuesta obtenida con esta iniciativa hace pensar a la comisión de fiestas en nuevas actividades que, como esta, incentiven la participación de los más jóvenes para que las celebraciones en honor al Dulce Nombre de Jesús perduren.

Gasolina ya le han insuflado, aunque, según aseguran los organizadores, hasta el próximo mes de agosto aún queda mucha carretera por recorrer.