"¡Qué satisfacción! Tengo unos nervios... ¡Esto no se puede explicar!", repetía pletórico Campio Fernández Alonso ayer a las puertas del Monte Real Club de Yates de Baiona, tras haber pescado un enorme congrio de algo más de 28 kilos de peso y 2,20 metros de largo en la parte central del espigón de Baiona, conocido en la villa como la doca.

Su hazaña no es menor. El ejemplar opuso una gran resistencia a salir a la superficie. "Estuvimos una hora luchando con él. Por momento, parecía que me iba a tirar al mar", relataba orgulloso de la pesca este vecino del barrio baionés de San Antón, aunque natural de Chandebrito, en Nigrán.

Hace unos años que este conductor de excavadora de profesión dedica sus ratos libres a la pesca deportiva y acude con asiduidad a la doca para practicar su afición. Había llegado a capturar ejemplares de esta especie de 9 y hasta 11 kilos, pero "nunca semejante cosa".

La envergadura del animal es proporcional a la fuerza que demostró durante su lucha por permanecer en el mar y quién sabe si continuar creciendo. De hecho, llegó a dañar el aparejo que utiliza Campio para pescar congrios, las tradicionales varas, que se colocan entre las rocas unidas por un cable con un cebo. "Cuando lo abramos, tendrá parte de los palos dentro", advertía el pescador, que fue ayudado por su hijo mayor, Javier, en la contienda marinera.

El destino del congrio será el más lógico. "Daré de comer a mi familia durante una temporada", señalaba el pescador, doblemente satisfecho por la utilidad de su proeza en este momento, ya que se encuentra en paro. Con semejante ejemplar, podrá llenar prácticamente un arcón congelador.