El colectivo gitano, que ocupa un gran número de puestos del mercadillo de Porriño, cumplió ayer su amenaza de boicotear la feria. Lo hicieron como muestra de su malestar por lo que consideran "trámites irregulares en la aplicación de la ordenanza municipal que regula la venta ambulante" y no descartan abandonar el mercadillo si no llegan a un acuerdo con el Concello.

Por su parte, el gobierno porriñés pide a esta agrupación de vendedores que desista en su intención de entorpecer las gestiones para la asignación de puestos e insiste en que se están "poniendo todas las facilidades posibles para favorecer al colectivo zamorano", aseguró la concejala María José Martínez.

Según Mario Semeniz, coordinador de mercadillos de la Asociación de Venta Ambulante del Pueblo Gitano, "hace dos años llegamos a un acuerdo entre todos los vendedores y el anterior gobierno local para la elaboración de una lista de 130 puestos que no se está respetando a día de hoy". Esta, según Semeniz, es la fuente de discordia que derivó este martes en un boicot del mercadillo al que pidieron que se sumaran vendedores senegaleses y marroquíes que, en su mayoría, no secundó la protesta.

Por su parte, la concejala María José Martínez declara que el único problema que existe a la hora de adjudicar los puestos del mercadillo es que "el colectivo gitano no está presentando la documentación necesaria para proceder a la aplicación de la ley" y que el proceso se está retrasando por esta razón. "Nuestra intención era haberlo finalizado hace meses", afirma la responsable de Plazas y Mercados.

Semeniz insiste en que se está haciendo "una asignación a dedo" de los puestos y que muchos están siendo ocupados por vendedores con poca antigüedad y que por esta razón están trasladando sus quejas a la Policía Local.

La edil de Plazas y Mercados desmiente estas acusaciones y añade "siempre hemos cedido los mejores puestos al colectivo zamorano, incluso en relación a otros vendedores que tienen la misma antigüedad".

Lista de espera

Ambas partes se muestran interesadas en llegar a un acuerdo, pero si este no se produjese los vendedores molestos pretenden hacer nuevos boicots, alguna manifestación e incluso acabar por retirarse del mercadillo porriñés.

Por su parte, la edil asegura que "hay cientos de personas que quieren un puesto" por lo que si esa decisión llega a tomarse no perjudicaría a la feria, pero insiste en que su intención es la de facilitar los trámites al colectivo siempre que este presente finalmente toda la documentación necesaria para llevarlos a cabo.