El furtivismo ha agotado el percebe de calidad en las costas del Val Miñor tras dos meses sin vigilancia y los mariscadores que viven de su extracción no están dispuestos a quedarse de brazos cruzados. Un grupo de percebeiros recoge firmas para urgir a la Consellería do Mar que intervenga y aporte una solución urgente al "grave peligro" que corre el recurso en el litoral desde Monteferro, en Nigrán, hasta Punta Orelludas, en Mougás. En dos días han reunido más de 70 rúbricas y esperan contar con el apoyo de la práctica totalidad del sector para acudir la próxima semana a la delegación del departamento en Vigo y reclamar una reunión con la conselleira Rosa Quintana.

Esta movilización se produce al margen de la cofradía y de la agrupación de percebeiros. Están "hartos" de que las disputas entre ambas directivas repercutan en su trabajo y en sus ganancias. Cabe recordar que el pósito decidió prescindir de los seis guardapescas que controlaban a los furtivos al no obligar la Xunta a una veintena de percebeiros, muchos de ellos directivos de la agrupación, a abonar la cuota de vigilancia. Y estos dejaron de pagarla precisamente porque no estaban de acuerdo con la gestión del servicio de vigilancia por parte del cabildo, que cesó a dos de los efectivos por cuestiones "subjetivas".

Tras dos meses sin control de los ilegales, ven el problema con perspectiva. "Puede que ambas partes tuviesen razón y, al mismo tiempo, se equivocasen. No es lógico que por sus enfrentamientos personales se jugasen el futuro del sector", explicaban ayer percebeiros en la lonja baionesa. Las consecuencias de la ausencia de guardapescas durante los últimos dos meses resultan "devastadoras" para el recurso y para sus economías familiares. En el escrito que presentarán a la Xunta alertan de que sus ingresos han caído en un 50% respecto al año pasado. Los meses de verano sustentan, junto con la campaña navideña, el grueso de sus percepciones anuales. Y este año, aseguran, no les alcanzarán para afrontar los meses "flojos" del invierno.