De etnia gitana y vecina de Torneiros, Nazaret Borja es a sus 16 años la única de su grupo que sigue estudiando. Sus dos mejores amigas, de 19 y 18 años, hace tiempo que dejaron los libros. Sin embargo, ella se marcó como reto graduarse en Educación Secundaria Obligatoria (ESO) y este junio lo ha conseguido sin repetir ningún curso, convirtiéndose en la primera alumna de etnia gitana del CPI da Ribeira en lograrlo.

La directora del centro, Rosa María González, asegura que el colegio cuenta con 74 alumnos de esta etnia, lo que supone el 26% del total de matriculados, pero la mayoría abandonan su escolarización al llegar a 2º de ESO. "Yo no creo que sea porque sus padres no les dejen estudiar, sino porque a ellos no les gusta y en casa tampoco los obligan a hacerlo" explica Nazaret, quien asegura contar con el apoyo de sus progenitores. "Mi padre me dice que podré seguir estudiando hasta cuando yo quiera, siempre que lo que haga sea estudiar y no otras cosas" comenta Nazaret, la mayor de tres hermanos.

Sus padres se dedican a la venta ambulante y ella quiere formarse para tener otra alternativa laboral. "Muchos dejan los estudios y luego se arrepienten" afirma esta porriñesa que llegó a la localidad a principios de año después de estar estudiando en un colegio privado en Castilla y León.

Los planes de esta joven son cursar Bachillerato de Ciencias Sociales el próximo curso en el Instituto Ribeira do Louro para, después, matricularse en un Grado Superior de Administrativo y Gestión de Empresas, aunque todavía no lo tiene del todo claro.

Como sus amigas ya no estudian, ella se esfuerza por compaginarlo todo. Suele pasar la tarde con ellas y sobre las siete o las ocho se pone a hacer los deberes. Los exámenes asegura que los prepara por la noche, privándose de horas de sueño. "Me concentro mejor" argumenta.

Nazaret se considera afortunada porque la mentalidad de sus padres es "bastante abierta" y asegura que puede hacer "lo mismo que cualquier chica de mi edad, solo hay algunas pequeñas diferencias". Ejemplo de ellos es que sus padres la han dejado ir a la excursión de fin de curso durante una semana a Tenerife, algo que no es común, según asegura la directora del centro, ya que las familias gitanas protegen especialmente a las niñas en edades adolescentes.

"Nazaret es un ejemplo de integración y de interculturalidad. Su familia apostó por ella para que tuviese esta posibilidad de estudiar y ella la está aprovechando" explica la directora.