Las celebraciones del veinte aniversario de la caída del muro de Berlín sirvieron para sacar del olvido los dos fragmentos originales con graffitis que se conservaban en Redondela. Después de permanecer durante más de quince años adosados en uno de los pilares del viaducto antiguo en la Subida á Estación, donde pasaban desapercibidos para la mayoría de los vecinos, el Concello decidió el pasado año resaltar el valor histórico de estas dos piezas con su restauración y traslado a un lugar más céntrico.

El edil de Cultura, Eduardo Reguera, supervisó ayer los trabajos de instalación de los bloques en una vitrina de cristal ante el Multiusos de A Xunqueira. "Mucha gente desconocía de la existencia de estos trozos del muro de Berlín puesto que se encontraban en un lugar que no era muy transitado y sin un panel explicativo de la historia de las piezas. Con este nuevo emplazamiento queremos realzar su valor como un atractivo más de la localidad para que sea admirado por todos los vecinos y visitantes", apunta Reguera.

Los dos fragmentos de muro, símbolo de la desintegración comunista, se encuentran en el interior de una vitrina de cristal para evitar los actos vandálicos y protegerlos de las inclemencias meteorológicas. De hecho, tuvieron que ser sometidas durante varios meses a un minucioso proceso de rehabilitación realizado por Jesús Cameselle Ben, con el objetivo de que las piezas de hormigón y sus graffitis recuperasen los colores originales que tenían cuando servían de división física entre el Este y el Oeste de Berlín desde 1961 hasta 1989. El propio restaurador admite que su mayor empeño fue eliminar el verdín y moho causado por el paso del tiempo a la intemperie, "pero sin alterar la obra original". Por ese motivo los bloques de hormigón mantienen un matiz de suciedad. "Eso es parte del valor de la obra puesto que ya estaba presente cuando los trozos del muro llegaron a Redondela, después de casi tres décadas en Berlín", explica Cameselle.

Recuerdo histórico

Los dos trozos del muro de Berlín, con unas dimensiones de dos metros de largo por uno de ancho, fueron traídos de Alemania a principios de los años 90 por un emigrante redondelano, Manuel A. Figueroa Suárez. Las piezas fueron donadas posteriormente al Concello por su tío, Jacinto Suárez, para que fueran expuestas en la localidad como recuerdo del momento histórico que aconteció con la caída del muro el 9 de noviembre de 1989 y que supuso la reunificación de Alemania.

Los 65.000 bloques que conformaban el muro que dividía Berlín, de 3,60 de altura y 1,20 de ancho cada uno, se han convertido en piezas codiciadas tanto por su valor histórico como artístico, este último en función de los graffitis que tuviera pintados.