Contra la adversidad, imaginación. Así lo creen numerosos hosteleros del Val Miñor, que se devanan los sesos para evitar pérdidas por la entrada en vigor de la ley antitabaco. Algunos temen que los sistemas de calefacción en las terrazas no sean suficientes para resguardar a sus clientes fumadores del frío, el viento o la lluvia, como Fernando Sánchez, gerente del restaurante La Abadía, ubicado en Praia América. Desde el pasado 2 de enero, ha aparcado un furgón privado a las puertas de su establecimiento para que los adictos al tabaco disfruten de su vicio pese a las inclemencias del tiempo.

Se trata de un furgón con seis plazas en su habitáculo trasero, al que el empresario ha colocado incluso una mesita con lámpara para hacer más confortables los cigarros a sus usuarios. "Tenemos que buscarnos la vida con fórmulas para superar estos momentos", explica Sánchez. Su restaurante dispone de una amplia terraza, pero por el momento no ha colocado estufas exteriores porque considera que "no serían suficientes" para calentarla, ni evitarían las fuertes rachas de viento en caso de temporal.

Desde que estacionó el vehículo ante el local, han sido decenas los fumadores que lo han utilizado entre plato y plato o para tomarse el café con tranquilidad y sin molestar a nadie, pero Sánchez se muestra pesimista. "Por ahora es pronto para realizar estimaciones, pero los restaurantes dejaremos de facturar al menos un 15%. Yo noto que algunos clientes fumadores ya no vienen. Otros sí lo hacen, pero están menos tiempo y eso significa que consumen menos", recalca.