El 785 aniversario de la dedicación de la catedral de Santa María de Tui se conmemoró ayer en una solemne concelebración eucarística presidida por el obispo de la diócesis, monseñor Luis Quinteiro Fiuza, quien resaltó el significado de esta efemérides y habló de los dos elementos simbólicos de la catedral: el altar y la cátedra "desde la cual el obispo, en unión con todos los del mundo y con el Papa, proclama la palabra de Dios".

En el transcurso de su homilía, ante el clero diocesano, miembros de órdenes religiosas y fieles, pidió que "nuestras vidas sean templos vivos de Dios" y que la palabra de Dios "sea el referente fundamental de nuestro mundo creyente". Celebrar –dijo– "es recordar que la Eucaristía es la fuente de vida cristiana y uno de los actos de nuestra vida creyente". También incidió en que "la Iglesia tiene que mostrar la eterna credibilidad que le acompaña, en el servicio generoso al que está al lado".