Los dos homenajeados de la quinta edición de "Rosas pola Memoria", Anxo Serafín Porto Ucha y Raúl Francés (padre), coincidieron en sus intervenciones en destacar el papel de las mujeres en los años de la represión franquista. "As verdadeiras persoas que sufriron todo isto foron as nosas nais", afirmó Raúl Francés. El mismo mérito lo reconoció Porto Ucha para su madre, a quien dedicó el homenaje porque "ela foi quen me introduciu en todo isto".

El homenaje "sencillo", como lo definió el presidente de la organizadora Asociación Memoria Histórica do 36 de Ponteareas, Ángel Rodríguez Gallardo, contó con entrega de rosas y música de Os Folieiros de Lavadores. El acto se celebró el domingo en la sede de la Asociación de Veciños de Angoares, en Ponteareas, y, entre los presentes estuvieron ediles del BNG y del PSOE de Ponteareas, Mos y Covelo, además de personas próximas a los dos homenajeados y a la causa.

Anxo Serafín Porto Ucha, vecino de Guláns y profesor de la Universidade de Santiago de Compostela, fue homenajeado por su compromiso con la investigación sobre los orígenes y desarrollo de la escuela republicana y sobre el fin de ésta con la depuración de los maestros durante la dictadura franquista, como se recoge en su libro "Mestras e mestres pontevedreses depurados polo franquismo" (2008). Antiguo carpintero y ebanista, tiene el mérito de haber logrado el máximo grado académico de doctor tras haber iniciado sus estudios por libre.

Por su parte, Raúl Francés fue el otro homenajeado de esta edición por dedicarse durante la Transición a ayudar a docenas de familias de represaliados del franquismo de A Louriña a conseguir cobrar las primeras indemnizaciones por víctimas de la Guerra Civil proporcionadas por el Estado español a partir de 1978. Asesinaron a su padre, con 30 años, y a tres de sus tíos varones. Por eso, "é lóxico que teña isto sempre na miña cabeza e que cada vez que aparecía calquera cousa que se puidera conseguir para esta xente, o intentara", explicó Raúl Francés.

Francés relató cómo muchas mujeres, cuyos maridos habían sido asesinados y certificados como fallecidos por "derrame interno" o "encefalograma plano" rehusaban, por desconfianza o miedo, reclamar indemnizaciones por los crímenes de guerra. Francés explicó que su madre denunció al Estado en 1976 porque no le querían pagar la pensión de viudedad y ganó el juicio aunque murió tres meses antes de que se dictase la sentencia favorable.