Con una ruta peatonal de más de nueve kilómetros, la comunidad de montes de Couso, en Gondomar, muestra desde el pasado domingo buena parte de su legado etnográfico y de su patrimonio histórico y natural. Nueve molinos de agua, algunos de ellos con más de dos siglos de antigüedad, cruceiros, puentes y petos de ánimas se suceden a lo largo del sendero circular, que parte y culmina en la casa vecinal de la parroquia.

El presidente de los comuneros, Xosé Antón Araúxo, explica que esta ruta –inaugurada el pasado fin de semana con una visita guiada que se repetirá el próximo domingo, a partir de las 17.00 horas– supone una oportunidad para "dar a conocer el patrimonio a los propios vecinos", pero además permite ofrecer "un atractivo turístico para que se acerquen a la parroquia excursionistas y visitantes" interesados en la etnografía y la más arraigada tradición.

A lo largo del recorrido marcado por los comuneros, se pueden visitar un total de nueve molinos de agua, como los de Candal (de Arriba y de Abaixo), el de A Ponte, el de A Cana o el de A Rañada, así como de otras construcciones tradicionales. Pero sus promotores también destacan la riqueza ecológica del bosque de ribera, con su flora y fauna autóctonas, y las huellas del pasado agrícola de esta zona, representadas, por ejemplo, en las levadas o desvíos del curso fluvial que permitían en sus tiempos regar los campos de cultivo.

Pero la apertura de esta ruta, trabajo en el que ha colaborado con la comunidad de montes el Instituto de Estudos Miñoranos (IEM), es solo la primera fase del proyecto. Los comuneros pretenden completar ahora la rehabilitación de tres de los molinos y la reforma del puente de O Cabo que fue, asegura Antón Araúxo, "la única conexión que existía entre las dos partes de la parroquia", atravesada por un río.

Aunque en la ejecución de la fase inicial del proyecto de la comunidad de montes no recibió ninguna aportación económica de las administraciones, para la segunda fase de recuperación sí aguardan recibir alguna subvención, que ya gestionan, para afrontar las obras con menos apuros económicos.

Así, la parroquia de Couso emprende una senda hacia el pasado con la que promover un futuro de respeto a la naturaleza y al patrimonio histórico propios.