Un menor confesó ayer la autoría de los mensajes de internet que durante días han mantenido en vilo a 24 alumnos del colegio de Panxón y a sus familias. El niño explicó a los agentes de la Guardia Civil de Baiona, que le tomaron declaración en presencia de sus padres, aseguró que todo había sido una gamberrada, según pudo saber FARO DE VIGO de fuentes conocedoras del caso.

El menor, compañero de los amenazados, tiene una edad inferior a los 14 años, lo que hace que no se le pueda imputar el delito de amenazas y coacciones al que se enfrentaría en este caso de haber sido mayor.

Hay que recordar que durante días estuvo remitiendo a los escolares mensajes intimidatorios a sus cuentas de "messenger", en los que a menudo incluía amenazas de muerte junto a fotografías de sus víctimas, a las que llegó incluso a pedir dinero.

El caso fue resuelto una vez que la Unidad de Delitos Telemáticos de la Guardia Civil siguió el rastro de los correos amenazantes hasta localizar a su autor. Según fuentes cercanas al caso, los expertos descartaron enseguida la posibilidad de que detrás de los mensajes estuviera un avezado informático ya que dejó un rastro claro .

Ni siquiera fue preciso solicitar la colaboración de las familias amenazadas, que ayer por la mañana seguían preocupadas por una situación que quitó el sueño a más de uno de los niños que recibieron las misivas, puesto que en ellas se hacía incluso referencia a detalles de la vida personal de los escolares. Por esto mismo, la comunidad educativa sospechó desde el principio que el autor de las amenazas era alguien cercano a los alumnos.

De hecho, el propio director del colegio manifestó desde un primer momento su convicción de que lo ocurrido era una "gamberrada, sin más", algo que también defendieron muchos padres. Sin embargo, lo cierto es que lo vivido estos días "no fue un plato de buen gusto" para ninguna de las familias afectadas, según reconocía ayer una de las madres a la salida del colegio.

En todo caso, la mayoría de las familias reiteraron la diligencia del centro que, en cuanto tuvo conocimiento de lo que estaba sucediendo, les envió una carta donde se les informaba de todo y se les recomendó poner el caso en conocimiento de la Guardia Civil y denunciar todos los casos.

Las amenazas habían cesado ya hace unos días, desde que se presentaron las primeras denuncias.