Los 48 ex trabajadores del grupo constructivo Marbar, con sede en Tomiño, culminaron ayer el difícil camino emprendido desde el día 21 de enero de 2008, fecha en que desaparecía el gerente del grupo, Manuel Martínez Barros, sobre el que pesa una orden de búsqueda y captura y que sigue en paradero desconocido. El personal cobró ayer del Fondo de Garantía Salarial (Fogasa) un total de 527.263 euros que se repartieron para pagar el salario de los 21 días de enero de 2008 trabajados, salarios de trámite e indemnización por despido.

Como informó Serafín Fernández, responsable de la CIG, percibieron cantidades que oscilaron entre los 3.000 y los 24.000 euros. "Todavía están pendientes dos juicios por la reclamación de horas extraordinarias", explicó ayer en la sede del sindicato, en A Guarda, donde se realizaron los pagos por turno y con cita. Recordó Fernández que "salvo los que hacían turnos, muchos empleados de la empresa trabajaban diez horas y cobraban el salario normal. Sólo se pagaban horas extras desde las 11 horas trabajadas". Para reclamar su pago, entre el pasado mes de noviembre y este mes, se han celebrado hasta seis juicios.

Serafín Fernández considera que el proceso ha sido sumamente farragoso y lento para todos los afectados.

A las oficinas del sindicato acudieron ayer casi todos los ex empleados, a excepción de unos cinco que, por deseo propio, se presentarán el lunes para cobrar. Un 80% de la plantilla no tiene trabajo. Varios de los trabajadores del grupo, desde el 21 de enero del 2008, han tenido otras experiencias laborales. Algunas les han supuesto vivencias igual de desagradables, con cierres de empresa y cantidades adeudadas que se suman a las de Marbar.

Manuel D. A. es chófer oficial de primera y sigue desempleado. Explica que "tuve un pequeño contrato después de cerrar Marbar, pero sólo encuentro trabajo para hacer recorridos de largas distancias", una opción que su mujer no acepta. Tiene cuatro hijos menores y sobreviven con los 600 euros mensuales del paro. Por eso reconocía ayer que después de percibir el dinero que se le debía "las Navidades se presentan con otro optimismo". Arturo R. R. , albañil oficial de segunda, contaba que después de Marbar "sólo trabajé nueve meses en el Concello de Pazos de Borbén. Luego cobré el paro y ahora percibo un subsidio". Tiene dos hijos estudiando y manifestaba su confianza en poder reincorporarse a la vida laboral. El dinero percibido "nos ayudará a pasar mejor la Navidad", dice. Otro compañero, Luiz Carlos R. N., de origen brasileño pero nacionalizado español, es peón y trabajó para el grupo Marbar en A Cañiza, donde vive. Después de la "escapada" del empresario", fue uno de los operarios que hizo guardia por turnos en las instalaciones de Tomiño, para custodiar los bienes. En este tiempo trabajó para una empresa constructora en la realización de una obra. Pero desde que terminó, está desempleado. Una ex administrativa formaba parte del grupo de la mañana y también está sin empleo. Un cantero oficial de primera, al cerrar Marbar, consiguió trabajo durante seis meses. Ahora cobra el desempleo y hay pocas expectativas de trabajo.