El sacerdote, canónigo archivero e investigador guardés Jesús Gómez Sobrino, que falleció el 8 de diciembre de 1986 a los 51 años de edad, dará nombre a una plaza en la parroquia de Amorín (Tomiño) a la que dedicó su labor pastoral, ganándose el cariño y afecto de sus habitantes, especialmente de los más pequeños. La Asociación de Veciños de Amorín organiza hoy una serie de actos en su memoria.

La Coral Polifónica de Tomiño cantará en la misa que dará comienzo a las 11.00 horas, en la iglesia parroquial. A las 12.00 horas, será la presentación de su vida y obra a cargo de Victoria Álvarez, licenciada en Historia. A las 12.30 horas, la alcaldesa de Tomiño, Sandra González, descubrirá una placa conmemorativa con el nuevo nombre de Praza de Jesús Gómez Sobrino. El programa cuenta con la colaboración del Concello de Tomiño, Concellaría de Cultura, Educación e Participación Veciñal y Federación de Asociaciones Terramiño.

El vecindario de Amorín recuerda a Gómez Sobrino como un párroco entrañable que sabía hacer felices a los más pequeños, en tiempos en los que no existían los elementos de ocio de hoy. Así, ya adultos, recuerdan cuando se sentaban en el banco de piedra del torreiro de la iglesia, saboreando los "chuscos" con chocolate que don Jesús encargaba en la panadería de Currás. Luego seguían los juegos. La juventud rondaba a su alrededor y disfrutaba de excursiones en las que muchos contemplaban, por vez primera, petroglifos y vestigios arqueológicos.

En este campo, Jesús Gómez Sobrino fundó el equipo arqueológico del Baixo Miño en abril de 1968, para trabajar en la prehistoria de la comarca, con campañas de exploración por los montes y hallazgos de restos arquitectónicos y objetos artísticos, como las aras romanas de Marzán y Viladesuso, hachas de bronce en Mougás, excavaciones en la necrópolis de Currás, en el lugar de Medos donde, dirigido el equipo por Manuel Fernández Rodríguez, se excavaron 21 sepulturas hallándose 40 enterramientos que hoy día son referencia para muchos especialistas.

La creación del Museo Archivo Diocesano en 1974, fue la forma de conservar el patrimonio documental de la diócesis y se valora como el gran logro de don Jesús.