Nuevo pleno convulso en el auditorio Lois Tobío de Gondomar. La aprobación de los presupuestos municipales, de 7,1 millones, estuvo acompañada de insultos, consignas e incluso explosiones de petardos por parte de los vecinos que ocuparon gran parte de las butacas. En torno a doscientas personas manifestaron su desacuerdo con las primeras cuentas que el tripartito saca adelante para este año.

Gritos de "¡dimisión, dimisión!" e insultos como "¡corruptos, corruptos!" interrumpieron en innumerables ocasiones el debate, que comenzó por la exposición de la propuesta presupuestaria del gobierno por parte del portavoz del gobierno, Alfonso de Lis. El ex socialista calificó el primer proyecto económico de Gondomar en dos años como "austero e restrictivo". No obstante, resaltó que las cuentas permitirán que Gondomar sea uno de los municipios con menor deuda de Galicia, puesto que no llega al 50% de su capacidad de endeudamiento. De Lis admitió diversos errores, tanto técnicos como de partidas de otras administraciones no incluidas, que deberán ser corregidos a través de modificaciones de crédito.

El debate se centró en inversiones como los 892.000 euros para la traída de agua de A Pasaxe, las obras del paseo de As Ánimas o la recuperación del paseo del río Miñor. El portavoz del tripartito llamó la atención también sobre los 45.000 euros para ayudas a colectivos, los 193.000 para el mantenimiento de caminos, entre otras.

El nacionalista Pauliño del Río recordó que el 98% de las gestiones que refleja el presupuesto son de autoría nacionalista y que la única inversión del tripartito ronda los 3.000 para mobiliario de oficina. Gobierno y oposición se enzarzaron de nuevo en el debate sobre la paralización de la piscina, que continúa sin adjudicar cuatro años después de presentarse el proyecto.