Palmira Paramos Filgueira está hoy de fiesta. Con sonrisa pícara, ayer explicaba las cosas que podían hacerle más ilusión en el día de su 107 cumpleaños: unas medias de lana y unas zapatillas de cordones. Aprecia el gesto del alcalde de Tui, que le regaló una lavadora, ya instalada, y volverá hoy. Sabe del homenaje que le rendirá su pueblo el próximo sábado. Son días en que se acuerda de su marido, ya difunto, “Toniño ¡era muy guapo!”, dice, sentada junto a la cocina de leña, reponiéndose “de una gripe muy, muy mala, con tos que no me deja dormir”.

-¿Alguna cosa le hace ilusión como regalo?

-Mire, estoy con gripe, y no tengo ganas de nada. Calzado, tengo; ropa, tengo. No como pasteles, pero me gusta la fruta. Ya ve que tengo una cesta con manzanas, ciruelas... El alcalde me regaló una lavadora. Lo que me iría bien son unas medias de lana y unas zapatillas de cordones, eso me hace ilusión.

-Está pendiente de su pañuelo, de su pelo, ¿sigue siendo una mujer coqueta?

-Bueno. Llevo hoy esta toquilla que me regaló una médica, Teresa. Un nieto mandó tomarme la talla para regalarme una falda. Yo ya tengo, pero con esta gripe, todo me va grande y me cae.

-Si hablamos de sus mejores recuerdos, ¿quizás lo será el día en que conoció a su marido Antonio Alonso, Toniño?

-Era guapo, ¡muy guapo! Estuvimos tres años de novios. Él era de Entienza y nos conocimos en un baile. ¿Ve? Es éste de la foto (manda ir a buscarla a su dormitorio y la enseña). Yo también era buena moza. Fuimos a pie hasta Tui para que el fotógrafo Gutiérrez nos retratase.

-¿Tuvo otros novios antes?

-No me llamaba mucho la idea. Además antes era una “toupeira” y no bailaba bien. Ahora sí.

-Muchas personas se preguntan qué come usted para conservarse así de bien... ¿qué plato le gusta más?

-Mire, antes comíamos arenques, jureles, cerdo, patatas... Ahora me gusta un “bisteciño” poco pasado, un cocidito de carne con un cachito de cerdo. Hoy me han traído pescadillita frita y flan.

-¿Duerme mucho?

-Soy muy dormilona. Me acuesto a las nueve de la noche, hago la siesta. Ahora, con la tos que me dio... estoy aquí sentada. Ya vino la médica, porque al toser y tener una hernia, no podía darme la vuelta en la cama.

-Aparte de trabajar en el campo cuando puede, ¿se anima a cocinar algo?

-Cuando estoy bien, lo hago. Estos días un perro me mató cinco gallinas, pero ya me las pagaron.

-¿Tiene devoción por algún santo?

-Les rezo a todos: a Nuestra Señora de la Cabeza, a San Amaro, Santa Marta...Pero cuando Dios no quiere, el santo no puede. Doy dinero para las fiestas. El año pasado di 50 euros y 22 para la de San Martiño (antes daba 18 euros), porque mi nuera está mal. Sabe Dios cómo será la próxima fiesta de la Rocha. Sabe Dios cómo estará mi nuera.