Los residentes del barrio de San Benito y San Sebastián de Porriño ya no saben qué hacer. El presidente, Juan Manuel Areal, y dos vecinas Beli Tato y Carmen Da Silva, relataron ayer el miedo vivido el sábado cuando dos personas se personaron en la casa del 102 de San Sebastián con una garrafa de gasolina y un hacha y amenazaron con quemar la vivienda con los propietarios dentro.

“Sois traficantes,habéis matado a mi hermano...”, gritaba uno de los presentes mientras intentaba a golpe de hacha y ensangrentado romper las puertas y ventanas, según relatan los testigos. Tras la llegada de la Guardia Civil los ánimos se tranquilizaron y los agentes, antes de irse, tuvieron que preguntar a los inquilinos si querían presentar denuncia, a lo que desistieron.

“La Guardia Civil viene y patrulla y no ve nada raro”, indica Areal,“pero cuando ellos pasan los drogadictos que están escondidos corren a buscar las dosis”. La misma versión es relatada por Beli y Carmen y añaden que se sienten inseguras porque“a veces hay discusiones y no sabemos en que pueden acabar,cualquier día hay disparos y una bala perdida nos alcanza”.

La casa ha sido denunciada como supermercado de la droga de Porriño en varias ocasiones, pero los vecinos reconocen que la Guardia Civil no puede hacer más de lo que hizo.“El juez llegó a dictar un auto autorizando el registro y entraron con perros en la casa, pero los gramos que se encontraron podrían bien ser para consumo propio y no pudo imputársele ningún delito”,dicen.“Creemos que alguien les informó que se procedería al registro y estaban preparados”,apunta Areal.

Tras una entrevista con el juez, con el subdelegado del Gobierno y con el teniente de la Guardia Civil, los vecinos de los dos barrios están esperando a que se actúe de nuevo.

El presidente explica que a pesar de que la casa no les pertenece, estos okupas se encuentran fuertes en la misma“y se han permitido el lujo de enganchar el agua de la traída municipal sin contador y la luz de una farola pública sin pagar, y el Concello no es capaz de evitar que esto se haga”.Además, según apunta,“el principal ocupante llegó a censarse en el padrón de habitantes, a pesar de no pagar alquiler ni ser propietario de la vivienda”.

La casa no pudo ser mejor elegida para las supuestas actividades delictivas. Esta oculta, ya que es de planta baja en medio de edificios de varias plantas, y quedó aislada ya que los propietarios, 52 en total,no lograron ponerse de acuerdo para venderla o darle algún uso.“Ya tenemos un grupo de familiares de acuerdo en pedir la expulsión de estos ocupantes pero aún faltan dos”, indicó el presidente de los vecinos.

Mientras tanto pasan los días y los vecinos de San Sebastián y San Benito ven que las posibles soluciones se esfuman mientras conviven con unos vecinos traficantes.