Desde hace prácticamente cincuenta años las religiosas de la orden de las Franciscanas Hospitalarias de la Inmaculada Concepción han regentado el centro educativo Virgen de la Roca. Con el paso de los años el inmueble, situado en la calle Manuel Valverde, ha ido evolucionando desde un colegio de estudios primarios a la actual guardería. Ésta cerrará sus puertas en octubre, momento en que está prevista la apertura de la galescola, poniendo así punto y final a una larga etapa como educadoras.

Las hermanas franciscanas llegaron a Baiona en 1911 debido a la persecución religiosa que estaban padeciendo por aquellos tiempos en Portugal. "Nuestra orden huyó a España, primero a Tui y posteriormente a Vigo, Ourense, Porriño y, por supuesto, a Baiona", explica la madre superiora, Dolores Rodríguez.

Desde ese momento, este grupo reducido de religiosas (nunca más de siete) se pusieron al frente de un hospital, ubicado hoy en frente de la actual guardería. Allí atendían a personas con dolencias y a los más pobres. Esta labor fue perdiendo peso a favor de la enseñanza y, de este modo, comenzaron a impartir clases de lectura y escritura, pintura...

No sería hasta 1964 cuando las franciscanas abriesen el colegio en el casco antiguo de la villa. "En las primeras dos décadas ofrecíamos educación a toda la Primaria", explica la madre superiora de la congregación. Sin embargo, a partir de 1982, a raíz de una restauración en el inmueble, sólo pudieron impartir clase a los preescolares de entre 3 y 6 años. "Nos querían echar, pero el pueblo nos apoyó", indica Dolores Rodríguez: "En esta época contábamos con 120 críos".

Sin embargo, ésta no sería la única vez que la legislación les obligaría a un recorte de sus funciones. De hecho, desde hace tan sólo dos años la guardería no ha podido atender a niños de entre 3 y 6 años, pero si a los preescolares en edades inferiores, puesto que en el municipio todavía no existían- ni existen por el momento- plazas para el ciclo de 0 a 3 años.

Un acta de inspección exige ahora una serie de reformas que las religiosas no pueden asumir. "El edificio pertenece al concello", aclara la hermana Dolores Rodríguez. Además explica que no cuentan con relevo generacional. "Sólo quedamos tres hermanas, que nos dedicaremos de lleno a la labor pastoral", explica.

Desde la Casa Consistorial se asegura que el cierre de la guardería de las franciscanas coincidirá con la apertura de la galescola, ya que el acta de inspección abierto seguirá unos plazos que obligarán al cierre una vez la pública esté en funcionamiento.

"Nunca hemos trabajado para obtener un reconocimiento"

La hermana Dolores Rodríguez se lleva la satisfacción de haber prestado un servicio educativo del que carecía Baiona en cada momento. Primero educando a los niños hasta su adolescencia y, posteriormente, a los más pequeños. "Hemos hecho cosas buenas, pero nunca las realizamos para que fuesen reconocidas por la gente", puntualiza. Aún así la gran mayoría de los vecinos le agradece su labor, pues muchos de ellos han pasado por sus clases.

Tantos años de trabajo en la guardería en la que hoy trabajan las hermanas Dolores, Rita y Cristal dan para muchas anécdotas simpáticas con los pequeños. "Había una niña que aún no sabía andar, pero que controlaba a todos los niños desde una esquina. Si alguien hacía algo malo me avisaba", recuerda la madre superiora. "Incluso cuando hubo un cambio de clase, acusó a la hermana Cristal de robarle sus cosas a la hermana Dolores", relata.

Las tres religiosas guardan en sus memorias el día que cumplieron 75 años desde la llegada de su congregación al municipio. "Fue un día muy emotivo con una misa solemne. La gente nos ofreció algunos detalles", confiesa Dolores Rodríguez.

Sin embargo, a las religiosas franciscanas de Baiona les queda una pena. Y es que, según cuenta con pena la madre superiora de la orden, los jóvenes baioneses, incluso los que han pasado por su centro educativo, han dejado de ir a misa.