Antonio Pinacho / REDONDELA

La mala cosecha de uva del pasado año ha tenido una importante incidencia en la temporada de "furanchos" en Redondela, puesto que este tipo de "tabernas" del rural sólo pueden dar salida al excedente del vino de elaboración propia. El número de estas "bodegas" actualmente en funcionamiento en las parroquias del municipio -a pesar de estar en plena temporada alta- es de unas veinte, aproximadamente la mitad que el pasado año, cuando el ayuntamiento emitió unos cuarenta permisos, aunque se calcula que otros veinte trabajaron de forma irregular.

La temporada de "furanchos" abrió el 15 de marzo y, según la normativa municipal, se cierra el 15 de agosto, pero siempre hay excepciones de locales ilegales que se mantienen hasta más tarde. Esta situación siempre provoca las críticas del sector de la hostelería, que se quejan de la competencia que ejercen en sus negocios este tipo de bodegas rurales, puesto que algunas sirven platos elaborados y todo tipo de bebidas sin hacer frente a impuestos, normas de seguridad y demás requisitos. Incluso en algún caso se importa vino de otros lugares.

Precisamente para evitar estos problemas la Dirección Xeral de Turismo pondrá en funcionamiento este verano un decreto con el que se pretende regular los "furanchos". Esta normativa ha generado un malestar en la Plataforma de Furancheiros e Viticultores de Pontevedra, un colectivo en el que están representados los establecimientos de la comarca de Redondela y que la pasada semana acordaron iniciar movilizaciones acudiendo a todos los actos del vicepresidente Anxo Quintana y el presidente Emilio Pérez Touriño. Con esta protesta expresarán su rechazo a un decreto que, según dicen, acabará con los "furanchos".

El presidente de la Asociación de Furancheiros de Redondela, Fermín Alonso, no quiso valorar el nuevo decreto -"todavía lo estamos estudiando", indica-, aunque adelantó que hoy mantendrán una reunión con Quintana para buscar una solución.