El conflicto generado por la revisión catastral en Moaña parece que ha entrado en vía de resolución a través del diálogo. A media mañana de ayer, el grupo de vecinos que permanecía encerrado en el consitorio abandonaba su protesta tras acordar con el alcalde la apertura de una mesa de negociaciones. La primera reunión será hoy, a las 9.00 horas, y a ella asistirán los portavoces de todos los grupos políticos de la corporación y dos representantes de la Plataforma Anticatastro. El encuentro será una toma de contacto para marcar una hoja de ruta y decidir cómo irán las conversaciones.

Las negociaciones se realizaron a través del teléfono y con la intermediación de la Policía Local. El alcalde, Xosé Manuel Millán, y el presidente de la asociación vecinal As Pagonas, Antonio Pastoriza, mantuvieron una primera conversación a las 9.00 horas. La propuesta del regidor era convocar una mesa de negociaciones y celebrar la primera reunión mañana, previa retirada de los vecinos del interior del ayuntamiento. La propuesta fue rechazada por los encerrados pero las negociaciones continuaron. Finalmente, a las 11.00 las dos partes acercaron definitivamente posturas y se acordó que esa reunión se celebre hoy a las 9.00.

Las negociaciones tendrán como punto de partida el documento de diez puntos elaborado el viernes por la Plataforma Anticatastro. Pastoriza indicó que para el colectivo es esencial que el gobierno se comprometa a gestionar una prórroga para la entrada en vigor de los nuevos valores catastrales. "La desmovilización no es definitiva. Si las negociaciones entran en una vía que no nos gusta volveremos a movilizarnos", advirtió. A pesar de todo mostró cierto talante conciliador ya que ante los vecinos concentrados en el exterior subrayó que en toda negociación "hay que ceder un poco".

Esperanzado

Por su parte, Xosé Manuel Millán se mostró "esperanzado" de que a partir de ahora se imponga el diálogo. "El gobierno siempre estuvo dispuesto a hablar ya que las diferencias se deben resolver alrededor de una mesa", apuntó el alcalde. La única condición era la suspensión de las movilizaciones porque "no es posible negociar" en una situación de "bloqueo" y "coacciones". El regidor apuntó que el ejecutivo tiene voluntad de "colaborar" y de "prestar ayuda a los vecinos" pero también expresó su deseo de que los integrantes de la plataforma hayan escuchado "convenientemente la voz de los vecinos de Moaña".

La retirada de los encerrados en el consistorio-ayer cumplían su octavo día- fue el punto culminante de una mañana que empezaba con tensión y presagios de un recrudecimiento en las protestas. El alcalde había ordenado que se colocasen vallas en la entrada al consitorio, con el fin de impedir que los vecinos entrasen. El aproximadamente medio centenar de manifestantes se concentró en las escaleras y el rellano del acceso desde As Barxas. Pero no pudieron avanzar más puesto que agentes de la Guardia Civil y la propia Policía Local se lo impidieron.

Por orden del regidor se realizaron controles de acceso al interior del concello-un policía anotaba el nombre de cada persona que entraba- para evitar que las protestas se trasladasen al interior del concello. Los agentes realizaron un pasillo para que los funcionarios pudiesen entrar y la llegada del teniente de alcalde, Víctor Pastoriza, y del edil de Urbanismo, Valentín Piñeiro, fue saludada con insultos y abucheos.

Poco después de la entrada de los ediles, los manifestantes se trasladaron a la Praza do Concello. Allí iniciaron una cacerolada frente a la zona vallada y entonaron cánticos contra el alcalde. Sus protestas eran acompañadas por zapatazos de los vecinos encerrados.