El casi kilómetro y medio de longitud que mide la playa baionesa de A Ladeira difícilmente volverá a ser lo que fue hace medio siglo. La joven buenense Rita González Villanueva lo interpreta así tras observar minuciosamente su arena y las construcciones que durante años se han ido "acoplando" al litoral.

Rita es licenciada en Ciencias del Mar por la Universidad de Vigo, en cuyo departamento de Geociencias Marinas y Ordenación del Territorio colabora como investigadora. Dedicó dos años a estudiar la evolución del arenal baionés y ahora recibe como recompensael reconocimiento a su trabajo. La Diputación de Pontevedra le ha concedido uno de sus premios de investigación.

Sorprendida aún por el galardón, del que se enteró durante un viaje de trabajo a Estados Unidos, la joven explica que su estudio consistió en "comprobar cómo se ha comportado el mar, en cuanto a la sedimentación de materiales, en esta zona de la costa entre 1956 y 2005".

Tras el análisis de múltiples parámetros, la joven científica explica que el comportamiento de la arena es el fiel reflejo de la acción humana en este entorno. "Prácticamente todos los cambios que se han producido se deben a la eliminación del sistema dunar y a las construcciones que se han hecho a lo largo de estos años", indica.

La "urbanización" de la playa ha provocado un "mayor grado de erosión en su parte central", un efecto que, según indica, es común a todos los arenales "constreñidos" por el desarrollo urbano, que en este caso tiene como elemento principal el recinto del camping.

Según el estudio de Rita González, en el último medio siglo A Ladeira se ha estrechado a un ritmo de un metro cada cinco años. Pero la arena no ha desaparecido, sólo ha cambiado de lugar. "Se pierde hasta casi desaparecer en el centro, pero crece la sedimentación en las zonas norte y sur donde se conservan mejor las dunas", asegura.

De este modo, la investigación constata que el extremo norte de la playa creció una media de 66 centímetros al año, mientras que el extremo sur avanzó hacia el mar una media de 13 centímetros anuales.

El retroceso en la línea de costa, es decir, el avance del agua hacia el interior, llegó a su momento más crítico en el periodo entre 1969 y 1976, dividiendo casi la playa en dos.

Planteado de forma objetiva y sin intención moralizante, el estudio de Rita González, que dedica ahora sus esfuerzos a una investigación en Corrubedo, plantea la necesidad de pretar atención al medio natural. La lección: que la acción del hombre tiene consecuencias y que el paraíso puede desaparecer con la marea.