Los tres delanteros con los que España acudirá a la Copa del Mundo de Rusia, como tercera máxima candidata al título según las principales casas de apuestas, tienen pasado céltico. Y llegaron de hecho a coincidir en la entidad, aunque en diferentes equipos. Fue hace una década, durante la temporada 2007-2008. En aquel ejercicio, Diego Costa, Iago Aspas y Rodrigo Moreno compartían la cruz de Santiago en su camiseta azul celeste.

Cierto que solo Diego Costa pertenecía al primer equipo. El Celta había bajado a Segunda División en 2007 y el brasileño fue uno de los jugadores que el recién contratado director deportivo, Ramón Martínez, se trajo cedidos. Costa llegó del Atlético en compañía de Mario Suárez. No pudo ayudar al equipo a lograr el ascenso en una temporada en la que tuvo como entrenadores a Stoichkov, López Caro, Antonio López y Alejandro Menéndez. El equipo aún compitió en la zona alta hasta enero para ir hundiéndose después en la mediocridad. Costa disputó 29 partidos y anotó cinco goles. Dejó muestras de su calidad y potencial, como en el tanto anotado en Los Pajaritos recorriendo toda la cancha. Pero pagaba sus 19 años en su irregularidad. Y ya apuntaba ese carácter controvertido del que hace gala en la cancha. Fuera, su amistad con Quincy le trajo algunos problemas, aunque dejó en general un buen recuerdo. El Atlético lo acabaría recuperando para volver a cederlo al Albacete.

Rodrigo Moreno tenía 17 años en 2008 y militaba en el equipo juvenil de División de Honor. Hijo de un gran amigo de Mazinho (entre ellos se consideran familia), el Celta lo había reclutado del Ureca. La calidad de Rodrigo no pasaba desapercibida y de hecho el Real Madrid se lo llevaría a su filial por 300.000 euros. Sus posteriores traspasos al Benfica y al Valencia también le han generado beneficios al Celta en tanto que club de formación. Y además, como se había quedado con el diez por ciento de sus derechos, obtuvo 600.000 euros en la venta al club portugués. Rodrigo , ha explotado definitivamente esta temporada como goleador con 19 tantos ligueros después de tres temporadas en el Valencia no especialmente satisfactorias.

Hace una década Iago Aspas seguía en el filial. Aunque Fernando Vázquez le había echado el ojo (lo incluyó en la convocatoria del partido de Europa League contra el Newcastle), no acababa de cuajar. En junio de 2008 debutaba en Segunda, en Salamanca, jugando sesenta minutos. Pero no sería hasta el famoso partido contra el Alavés de la temporada siguiente cuando comenzase su leyenda, que hoy conoce un nuevo capítulo con su participación en la Copa del Mundo de Rusia.