Hubo milagro en Barreiro. El Celta B peleará por subir a la Segunda División. El filial céltico cumplió con su parte. Ganó con solvencia al Guijuelo y se vio beneficiado por el empate sin goles en el Baltasar Pujales entre Rápido de Bouzas y Navalcarnero para sellar su billete al play off de ascenso en una agónica última jornada. Porque la emoción se mantuvo incluso después del pitido final. Los vigueses no habían fallado y en un partido muy valiente, casi temerario, consiguieron el 4-1 que les permitía clasificarse aún en caso de que marcase el Rápido en el último suspiro. Eso sí, existía todavía la posibilidad de un gol del Navalcarnero que echase por tierra el sueño del play off.

Por eso, tocó sufrir durante unos eternos instantes desde que el vasco Daniel Palencia decretó el final en Barreiro hasta que llegaron noticias de la conclusión también en el Pujales. Fue un larguísimo minuto cargado de tensión pero que derivó en una explosión de alegría iniciada en el campo por el cuerpo técnico y los propios jugadores, los primeros en conocer el 0-0 final en Bouzas, y amplificada luego por una grada de Barreiro volcada con los suyos en esta trascendental cita.

La idea dibujada sobre el papel quedó clara ya con el pitido inicial. Porque no se había consumido ni un minuto de juego y los vigueses ya habían dispuesto de un peligroso disparo de Juan Hernández taponado por Ayala y habían inaugurado el marcador. La intensa presión en campo rival permitió a Dejan Drazic recuperar el balón en zona peligrosa y ceder para que Juan Hernández colocase un preciso centro raso que Dennis Eckert solo tuvo que empujar a la red.

Pero el Guijuelo, que ya había gozado de otros dos acercamientos a la meta de Sotres aunque sin excesivo peligro, se convirtió en protagonista inesperado al cuarto de hora. Fuster recogió un balón en largo entre Alende y Ros y, tras un amago con el cuerpo, sorprendió al meta céltico con un disparo aparentemente flojo pero muy ajustado al palo que acabo convirtiéndose en el 1-1.

El empate fue un auténtico jarro de agua fría para el empuje de un filial céltico que dudó de sí mismo unos instantes. Fue la grada de Barreiro la encargada en esta ocasión de devolver la confianza a los vigueses, que poco a poco empezaron a acumular de nuevo llegadas al área rival. Eckert tuvo la más clara en el minuto 26 pero a portería vacía remató fuera.

Con el joven delantero alemán aún lamentándose de la buena ocasión fallada fue Juan Hernández el que logró llevar la pelota al fondo de la portería de Amador.

Quedaban cuarenta y cinco minutos para completar el sueño porque, además, las noticias del empate sin goles en el Baltasar Pujales invitaban al optimismo. Eso sí, el filial céltico seguía sabiendo que un triunfo del Navalcarnero le dejaba fuera del play off y que necesitaba más goles en caso de victoria boucense.

Por eso, la apuesta de los pupilos de Rubén Albés se mantuvo en la segunda parte. Como es evidente, el ansia ofensiva entrañaba un riesgo que Diego Suárez a punto estuvo de aprovechar en un buen balón en profundidad de Fuster. Pero su disparo se marchó excesivamente cruzado.

El susto inicial provocó que los locales tardasen casi un cuarto de hora en aproximarse con peligro real a la portería contraria. Fue gracias a una genialidad de Dennis Eckert, que se deshizo de su par con un precioso regate de tacón para colocar un centro que Agus Medina sólo consiguió rozar para estrellar la pelota en el palo.

Pese a todo, el Guijuelo, que no se jugaba nada en este encuentro aunque quería despedir la temporada con buen sabor de boca, se mostraba como un rival incómodo. Pero el Celta B atajó el intento de rebelión de la mejor manera posible. Juan Hernández puso el enésimo centro desde banda izquierda que en esta ocasión remató en el segundo palo Eckert, obligando a Amador a despejar como pudo. Agus Medina, muy atento, llegó con todo casi sobre la misma línea para completar el trabajo y firmar el 3-1.

Quedaban veinte minutos y las noticias desde Bouzas seguían siendo buenas. Sin embargo, faltaba un gol más todavía para evitar que un gol del Rápido aguase la fiesta en Barreiro. Y quedaba también un susto más. Porque un error en el despeje de Rai permitió a Diego Suárez hacerse con el balón dentro del área y sacar un peligrosísimo remate pero una milagrosa intervención de Sotres evitó el tanto.

El gol de la "tranquilidad" para el Celta B llegó en el minuto 83, en un saque de esquina que acabó en los pies de Pastrana. Su tiro con la derecha tras deshacerse de un defensa se estrelló en el poste pero el rechace le cayó a Dennis Eckert que no perdonó.

El 4-1 permitía saber que aunque el Rápido marcase en esos diez minutos y se hiciese con la victoria serían los célticos los que irían al play off de ascenso. Pero aún quedaba la opción de que el que lograse un gol y el triunfo fuese el Navalcarnero. Para eso no había solución posible. Por eso, los pupilos de Rubén Albés siguieron a lo suyo. Dani Molina pudo incrementar la renta tras una buena acción individual de Aarón Rey pero se quedó sin sitio en su intento de regatear al portero. Y Agus Medina no cazó por muy poco un balón en profundidad cuando se quedaba solo ante Amador.

El partido había acabado pero nadie se movía. Los jugadores esperaban sobre el césped noticias desde Bouzas y los aficionados se giraban hacia la zona de prensa para esperar también ansiosos novedades. No fue necesario decirles nada. Los gritos y saltos de jugadores y cuerpo técnico lo dejaron claro.