Iago Aspas es la rey de la actualidad del Celta. Por sus problemas físicos en los últimos días, por su inminente convocatoria para jugar el Mundial y por los continuos rumores sobre su futuro, agrandados por el reciente interés de algunos de los grandes equipos de Europa.

Al Celta se le plantea un problema evidente a la hora de intentar frenar la posible salida de Aspas. Carlos Mouriño reconoció recientemente que había interés de otros clubes por el moañés y que se remitirían a la cláusula de 40 millones sin bajar ni un solo euro de ese precio. Pero en caso de que equipos como el Atlético de Madrid (uno de los que se ha puesto en contacto con el Celta) vengan con el dinero, el club vigués solo tendrá una opción para retenerle y es convencerle con algo que lleve a Aspas a renunciar a una propuesta que pueda superar las condiciones que tiene en Vigo.

Hay varios factores decisivos. El aspecto sentimental es un terreno ganado por el Celta y por la relación que les une desde que el moañés llegó a sus categorías inferiores. Pero hay más. Por un lado el club está obligado a ofrecerle un proyecto deportivo que ilusione a Iago Aspas a quedarse en Vigo con la esperanza de elevar el nivel del equipo, regresar a Europa y soñar con conquistas más grandes. Otro condicionante considerable es la evidente diferencia en la ficha que le puedan pagar clubes como el Atlético de Madrid y la que percibe ahora mismo en el Celta. Es lógico pensar que el moañés, en caso de que rechazase otras propuestas, reclamase alguna clase de mejora salarial por parte del club. Un detalle que no ven mal los aficionados como se puso de manifiesto hace unos días en una encuesta entre los lectores digitales de Faro de Vigo. En ella, un 49% de ellos apostaban porque el Celta le mejorase su contrato para evitar la venta del futbolista.