Juan Carlos Unzué tiene fecha de caducidad en el Celta. La decisión está tomada desde hace algunas semanas y el club ya se la ha comunicado al técnico que dejará el equipo celeste una vez concluya la presente temporada. La directiva que encabeza Carlos Mouriño ha encargado al director deportivo, Felipe Miñambres, la búsqueda de un nuevo entrenador para asumir el relevo de Unzué y su grupo de colaboradores.

Según ha podido averiguar este diario, el Celta ha comunicado hace algún tiempo al técnico pamplonés la intención de rescindir su contrato al final de la primera de las dos temporadas que presumiblemente había firmado para ponerse al frente del banquillo de Balaídos. A ello parece responder el cambio de discurso de Juan Carlos Unzué el pasado 3 de abril, durante la previa del reciente partido de Liga contra el Sevilla en el estadio vigués. La víspera de este choque el entrenador céltico deslizó por primera vez la posibilidad de abandonar el conjunto vigués a final de la temporada si los resultados no estaban a la altura de la exigencia del club. Unzué reveló entonces que había firmado por el Celta "un año con otro opcional" y que su contrato con el equipo celeste tenía "vías de escape por ambas partes". Nada que ver con lo anunciado durante su presentación a finales de mayo pasado, cuando el Celta informó de que el técnico había firmado un contrato de dos años. "Aspiramos a todo, sin límites", declaró entonces Unzué, que no descartó incluso la consecución de un título.

A pesar de que el Celta mantiene todavía una remota opción de conseguir un séptimo puesto que le dé acceso a la Europa League, la irregular marcha del equipo, sus problemas para competir lejos de Balaídos durante la segunda vuelta y la escasa empatía del técnico con la grada han precipitado los acontecimientos.

Tampoco la gestión de la plantilla le ha ayudado. El consejo de administración considera que Unzué no le ha sacado todo el partido que debería a un plantel de contrastada calidad que ha supuesto una inversión récord superior a los 26 millones de euros, la mayor de la historia del club. Igualmente, se piensa que el técnico no ha conseguido motivar lo suficiente a sus futbolistas en momentos clave de la temporada.

El escaso protagonismo de Emre Mor, el fichaje más caro de la era Mouriño, es otro de los puntos en el "debe" del preparador navarro, al no haber conseguido revalorizar a un futbolista por el que el Celta pagó el pasado verano cerca de 14 millones, la segunda inversión más alta de la historia realizada por un jugador tras la compra de Catanha.

Otro de los aspectos que han desencadenado la decisión de abordar el relevo del banquillo es la desilusión que ha generado el juego del equipo en una campaña en la que tanto el celtismo como el club habían generado grandes expectativas, tanto por el espectacular nivel de juego firmado por el Celta en las últimas temporadas, como por la calidad de los fichajes incorporados a filas el pasado verano.

En este sentido, la comparación con su antecesor, Eduardo Berizzo. El gran fútbol desplegado bajo el mando del técnico argentino y los éxitos conseguidos dos campañas precedentes con la clasificación para dos semifinales de la Copa del Rey, el regreso a competición europea y la clasificación, con épica eliminación el Old Trafford, para las semifinales de la Europa League ha acabado por convertirse en una losa demasiado pesada a ojos de la grada.

Con la fórmula empleada por Berizzo el Celta se alzó además con una sólida reputación como referente del fútbol ofensivo que Unzué no ha conseguido mantener. El cambio de estilo, más pausado y con mayor protagonismo de la posesión de pelota, no ha acabado de cuajar en el equipo ni ha conectado con el público, amén de que los resultados, sin ser del todo decepcionantes, tampoco han respondido a la alta exigencias con las que se partía a inicio de temporada. El Celta de Unzué ha carecido del hambrey el gen competitivo que tan buenos réditos proporcionó a Berizzo y el preparador navarro, pese a manejar diversas alternativas tácticas, tampoco ha logrado dotar al equipo de un estilo de juego tan claramente definido e identificable como su predecesor en el cargo.

Una última cuestión ha influido en la decisión del club y es la previsible marcha del grupo de colaboradores de Unzué, el segundo técnico, Robert Moreno, el preparador físico, Rafa Pol, y el psicólogo Joaquín Valdés con Luis Enrique Martínez en su regreso a los banquillos. Cuando fichó a Juan Carlos Unzué, el Celta contrató también a un equipo de trabajo que había causado muy buena impresión en su anterior etapa con el asturiano y que se disgregaría el próximo curso.

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