Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Mil maneras de fallar

El Celta se ha convertido en un equipo polivalente en su capacidad de estropear diferentes variantes tácticas

Maxi Gómez intenta eludir a Víctor Ruiz. // Doménech Castelló

Unzué quería construir un equipo polivalente, capaz de manejar diferentes registros y opciones estilísticas. La criatura se le ha ido descomponiendo. Ha parido un equipo capaz de desafinar cualquier apuesta táctica, diverso en sus estropicios. Como en un bote que naufraga, al entrenador le aparece un nuevo boquete cada vez que tapa el anterior. El Celta inyectó ayer mayor verticalidad a sus combinaciones. Alcanzó con frecuencia el último cuarto de cancha. Por momentos se sintió al volante del juego, sensación en gran medida alimentada por el propio Villarreal. Porque fue a costa de desnudarse atrás. La descoordinación en la presión y el repliegue bordeó lo infantil. Unzué se inventó una defensa adelantada que Bacca, Castillejo y Cherysev hubieran pedido en su carta a los Reyes Magos.

europa barata

La ampliación a la séptima plaza y el mayor reparto de puntos entre la clase media, con los equipos de Champions y descenso muy distanciados, ha abaratado el acceso a la Liga Europa. El Celta podrá mantener su discurso de que aún es posible en los entremeses del derbi. Pero el equipo no se merece seguramente esa clasificación. Es junto al Sevilla, y sin esa riqueza de recursos, el equipo que menos cree en la ideología que lo sustenta. Betis, Getafe o Girona, tan distintos entre sí, se igualan en su fe.

banquillo narcótico

Los técnicos serenos triunfan y fracasan igual que los enérgicos. Pero es cierto que Unzué, en estos momentos de duda, no ha transmitido la chispa que agitase al grupo. Antes que eso, y sin conocer sus arengas de vestuario, transmite una desesperante sensación narcótica desde el banquillo que se expresa también en la gestión de sus herramientas. Ayer, obligado a remontar, efectuó los cambios de forma morosa. Y aunque Emre Mor es el principal responsable de su situación, tampoco se comprende su cicatería con el turco incluso en situaciones en las que ya solo queda apostar por la ruleta rusa.

La añoranza de aspas

La baja de Aspas ha probado lo que, por otra parte, resultaba obvio: el Celta se queda romo sin su astro. Sin él, cuesta mucho más dar significado a las jugadas, tanto en el tránsito como en la conclusión. Un examen que también pone en perspectiva ciertas consideraciones sobre la plantilla: sólida, coherente, ajustada al poder adquisitivo del Celta, capaz de pelear por Europa, pero sin la calidad o la exigencia de adversarios como el Villarreal.

responsabilidad individual

A Lobotka no consigue liberarlo Unzué del sobremarcaje que los rivales le plantean. La suplencia del Tucu chirría. Pero no todo se agota en el entrenador. Mallo, que es humano, estropea el buen arranque celeste con un fallo impropio de él. Sergi se queda corto en un vuelo al alcance de uss piernas. Maxi Gómez se aturulla cuando quiere hacerse responsable. Jozabed no se suelta. A Wass se le nota agotado. Muchas grietas en la sentencia de la temporada.

Compartir el artículo

stats