A la espera de lo que ocurra con Emre Mor, que podría no llegar a incorporarse a la concentración de la selección turca debido a un proceso gripal, el Celta es el cuarto equipo de LaLiga más afectado por el denominado virus FIFA en estas dos semanas de compromisos internacionales. Siete jugadores del equipo vigués -si finalmente Mor viaja a Turquía- participarán con sus respectivas selecciones en los partidos amistosos programados durante el parón liguero.

La cesión de internacionales ha pasado factura en estas últimas campañas al Celta, que acostumbraba a retomar con derrota la competición doméstica. Esta negativa tendencia se ha invertido esta temporada. Lejos de pagar peaje, al Celta le ha ido mejor que peor en los tres parones que se han celebrado este curso. Con un saldo de dos victorias y una sola derrota, al equipo de Juan Carlos Unzué le salen, de momento, las cuentas.

El primero de los parones de la temporada le vino, de hecho, de perlas al Celta. El cuadro celeste afrontaba el primer paréntesis de la competición tras un agridulce arranque de curso, con mejores sensaciones que resultados. Las derrotas consecutivas firmadas ante la Real Sociedad y el Betis impidieron al equipo estrenar su casillero, incrementando la importancia del compromiso contra el Deportivo Alavés, que visitaba Balaídos a la vuelta del parón con el equipo vigués anclado en la zona peligrosa de la tabla.

Toda una prueba de fuego que el Celta resolvió satisfactoriamente, no sin sufrimiento, gracias a la infalibilidad goleadora de Maxi Gómez, que anotó su cuarto gol en tres partidos, la fiabilidad de Lobotka en la elaboración del juego y el acierto en la portería de Sergio Álvarez. Los fichajes (ambos internacionales) y las paradas del portero canterano, que hurtó a Bojan dos goles, sacaban al Celta las castañas del fuego.

El segundo paréntesis liguero le llegó al Celta en mucho mejor situación clasificatoria aunque con problemas todavía para trasladar la al marcador la superioridad mostrada en algunos partidos . El conjunto de Unzué llegaba al parón undécimo tras ganar a domicilio al Eibar y empatar en Balaídos con el Getafe y el Girona.

Tocaba visita al estadio Gran Canaria, un campo habitualmente complicado, pero el Celta resolvió la papeleta con nota, esta vez sin Maxi, ausente por tarjetas, pero con la aportación de otros tres de sus internacionales: Iago Aspas, que firmó el primer triplete de su carrera en Primera División; Emre Mor, que abrió el marcador en su primer encuentro como titular; y Pablo Hernández, que ya se había estrenado en Ipurua y fue el encargado de hacer el cuarto antes de que el delantero moañés cerrase la cuenta.

Las victorias obtenidas por el Celta tras las dos primeras fechas FIFA del curso se tornaron en derrota en la tercera, en noviembre pasado, con la visita al Sánchez Pizjuán, en el reencuentro con Eduardo Berizzo. El equipo vigués, que venía de ganar holgadamente al Athletic en Balaídos, se adelantó con un gol de Maxi Gómez a los 13 minutos, pero el colombiano Muriel, al final del primer tiempo, y el excéltico Nolito, al inicio del segundo, le dieron la vuelta al marcador.