Girona y Celta son equipos de ciudades extremas, de aire fronterizo, donde dos viejos amigos intentan cumplir el sueño de clasificar a su equipo para las competiciones europeas. Pablo Machín y Juan Carlos Unzué se reencuentran esta noche en Montilivi, como ya ocurrió el pasado septiembre en Balaídos. Soria es el lugar donde Machín y Unzué coincidieron por primera vez. Fue en la temporada 2010-11. El navarro se había comprometido como entrenador del Numancia tras cerrar una etapa de siete años en el Barcelona ejerciendo de preparador de porteros. En su primera experiencia como máximo responsable de un banquillo profesional, Unzué contó con la colaboración del ahora técnico del Girona, quien ya había ejercido como segundo entrenador de Kresic y de Gonzalo Arconada.

Ya como entrenadores en el fútbol de élite, el soriano y el navarro se intercambian elogios cuando se les pregunta por la amistad forjada en Los Pajaritos. "El trabajo con Unzué fue enriquecedor. Unzué enseñó la idea del Barça del juego de posición, de atacar bien y de forma ordenada para estar cerca del balón para recuperarlo antes. Me dejó margen para las acciones de balón parado, a los dos nos gustaba. Yo creo que le abrí un poco las miras a otras posibilidades, respecto a que el Barça es una cosa y los demás equipos y la Segunda son otro mundo", señalaba Machín la semana pasada en una entrevista con El Periódico de Cataluña.

A Unzué se le preguntó nada más finalizar el partido contra el Eibar a qué colega le concedería el Óscar como mejor técnico de LaLiga. El navarro no dudó en señalar a Pablo Machín, que hace cuatro años llegó a Girona para rescatar a un equipo en peligro de descender a Segunda B y al que el verano pasado llevó por primera vez a la máxima categoría. Ahora lo tiene situado en el pelotón que pelea por las plazas de la Europa League. Y ese trabajo lo ha basado en las ideas tácticas que aprendió del excéltico Miguel Ángel Lotina, el entrenador que le llevó al primer equipo soriano. Machín utiliza el 3-5-2 como sistema táctico, aunque por momentos se transforme en un 5-3-2. En Vigo, el Girona fue un equipo valiente y descarado, que remontó el primer gol de Sisto y obtuvo un meritorio empate (3-3) en los minutos finales.

"A mí me gusta más decir 3-5-2, porque cuando estamos bien somos dominadores; si se ve así en el campo, es porque estamos jugando bien, porque nuestro lateral aprieta al lateral contrario arriba. Cuando hacemos 5-3-2 o 5-4-1 es porque nos dominan y nos defendemos", reconocía Machín a El Periódico en las jornadas previas a visitar el Camp Nou, donde su Girona sufrió una goleada (6-1) después de que Portu abriese el marcador y provocase la reacción inmediata, voraz y demoledora de Messi,Suárez y Coutinho.

En Montilivi, sin embargo, le va mejor en esta temporada de estreno en Primera División. Allí cayó el Real Madrid y sufrió el Atlético para sumar un empate. Cinco victorias consecutivas en casa acumula el conjunto gerundense, que esta noche recibe al Celta de Unzué, con quien Pablo Machín mantiene una buena amistad. El regreso del navarro al Barcelona abrió las puertas al soriano para dirigir al Numancia, a partir de la temporada 2011-12. Después de cumplir los objetivos en el equipo de su tierra durante dos campañas, Machín aceptó la oferta de dirigir a un Girona que agonizaba en Segunda y con el que brilla en Primera.