"¿Mi trayectoria deportiva? Buf", resopla Anunciación Davila Pérez, Tita para el siglo, si intenta recapitular todos los equipos en los que ha militado. La mejor entrenadora viguesa de fútbol de la pasada temporada, distinguida así en los recientes premios VIDE, posee un currículo difícil de encajar en sus 57 años; más propio de varias existencias o varias personas. Y es cierto que Tita es una y doble, también leyenda en el balonmano. Entre sus discípulas se cuentan la expivote internacional Begoña Fernández o la actual capitana del Mecalia Guardés, Estela Doiro. Y otras balonmanistas de categoría, como Yoli Sanromán y Mila Jara. En el regazo amoroso de Tita, sin embargo, no existen distinciones en función del éxito: "El logro más grande para mí es que todos esos jugadores y jugadoras a los que tuve son hoy en día grandes personas. Eso es lo más grande de la vida, lo que te llega al corazón".

Escarbando en la memoria y los papeles, a la viguesa le va saliendo el listado de sus estaciones. Como futbolista estuvo en Valladares, Sidra Mayador, Celta y Erizana; como entrenadora de fútbol, Coia, Arenas de Alcabre y A Guía, donde sigue. Como balonmanista defendió los colores de Cividanes,Porriño, Skol y Grupo de Empresas Citroën; ocupó en balonmano los banquillos de G.E. Citroën, Atlético Guardés, Lavadores y Caselas, que abandonó la pasada temporada. "A todos los clubes le agradezco que hayan confiado en mí", establece. Además, impartió lecciones sobre diversas modalidades en las Escuelas Nieto durante tres años porque ya advierte: "Me gustan todos los deportes".

Tita, de hecho, empezó practicando baloncesto, aunque confiesa: "Me aburría".Su epifanía con el balonmano se produjo en el Frontón, viendo entrenar a José Núñez. Estaba a punto de cumplir los 17 años.

- Yo quiero jugar a esto-, le espetó.

Prosperó con esa facilidad que tenía para cualquier actividad física. Llegaría a competir en Primera Nacional y División de Honor. "Jugué en los equipos más importantes de Galicia", confirma. Incluso disfrutó de ciertos lujos en el Skol, como viajes cómodos. Y en esta progresión "combinaba el fútbol con el balonmano", revela. "Hasta que llegamos arriba de todo y ya tuve que dejar el fútbol".

En las dos canchas, la de tierra o césped y la de cemento o parqué, mostraba su tendencia a las orillas. "En el fútbol jugaba de extremo izquierdo o derecho, según quisiera el entrenador, porque le pegaba con las dos piernas. En balonmano era extremo izquierdo. Dicen que era buena, aunque no debería decirlo yo", añade con modestia.

La dirección técnica le atrajo desde el inicio. "En los dos deportes tuve grandes entrenadores. En balonmano, lo mejorcito: Pucho, Carlos Rey, José Núñez? Cada uno me enseñó algo. Siempre estaba con ellos intentando aprender lo que podía".

Ya antes de retirarse como jugadora empezó a desempeñarse como entrenadora. Difícil explicar cómo ha podido cuadrar su agenda durante todos estos años: "Ya me preocupaba yo de intentar compaginar todo. En A Guarda llevaba trece equipos entre hombres y mujeres. Pero siempre había gente que echaba una mano".

Su conocimiento multidisciplinar siempre le ha parecido una riqueza: "Intento ir a entrenamientos de otros deportes, de ahí saco ejercicios y otras cosas. La gente del fútbol debería ver un poco más allá. Les suelo decir que tienen que estar más abiertos. Como es el deporte rey, todo el mundo cree que entiende. Y de deporte no entiende nadie. En todo caso, lo practicamos todos y cada uno tiene su forma de entenderlo".

De todas esas experiencias ha sintetizado un estilo propio: "Ahora puede decir por ejemplo que el balonmano que enseño es mi balonmano, tengo una forma distinta de entender el deporte. La gente dice que se nota cuando los jugadores han estado conmigo; por mi forma de dar un cariño o un rapapolvo".

Tita, en balonmano, fue seleccionadora gallega de todas las categorías y dirigió en la selección española de promesas a muchas de las que después serían Guerreras: Mangué, Eli Pinedo... En A Guarda puso en marcha la escuela que alimentó el despegue del club. "Yo le metí el gusanillo del balonmano a Esperanza Iglesias, que después presidiría el Atlético Guardés". Sin embargo, el rendimiento o la creación de figuras nunca fueron una prioridad para ella: "Me gusta trabajar con niños. Cuando el entrenador se lo pasa bien, los niños disfrutan. Voy a cumplir 58 años. Pero si estoy con niños, me comporto como si fuese una niña. Un problema muy grave que tenemos últimamente es que queremos que los niños sean adultos. En vez de tratarlo como un juego, ya les estamos inculcando una obligación. Y esto tiene que ser una devoción. Tienen que aprender, todos queremos que vayan hacia arriba, pero disfrutando de lo que están haciendo".

A Tita, de hecho, no le importa el recuento de los trofeos y los sectores. "Lo bonito del deporte es que vas por ahí y tienes amistades en todos los lados". Un botín que le renueva las energías: "Hasta que pueda seguiré haciendo deporte. Es mi vida".