Lo reveló ayer Radio Coruña. La emisora herculina de la Cadena Ser se puso en contacto con Augusto, que abandonará el Atlético de Madrid en este mercado de invierno, para pulsar las posibilidades de que el excéltico reforzarse al Deportivo en la segunda vuelta. La respuesta del todavía centrocampista colchonero fue tan clara como contundente: su pasado en el Celta, el equipo que le abrió las puertas de Europa y propició su fichaje por el Atlético de Madrid, le impedía defender los colores de su eterno rival. Del mismo modo, como exfutbolista de River Plate, Augusto no podría defender la camiseta de Boca Rivers o su paso por Vélez le impediría jugar para Ferrocarril del Oeste. En el fútbol, a veces, la ética también es un grado.

El regate de Augusto a la oferta del Dépor confirma que su paso por el Celta le ha calado hondo. En Vigo conoció LaLiga, vivió el milagro de la salvación y colaboró con todos los medios a su alcance a la resplandeciente metamorfosis vivida en el último lustro por el club celeste.

El Celta también le dio mucho a Augusto: consolidó su posición en la selección argentina, lo llevó al último Mundial de Brasil y propició, en su momento más dulce, su fichaje (no siempre bien entendido) por el Atlético de Madrid, la gran oportunidad de su carrera.

Una gravísima lesión de rodilla que le mantuvo siete meses apartado de las canchas y de la que ahora comienza a asomar la cabeza le ha impedido triunfar en el Manzanares. El Negro, como se la apoda en Argentina, dejará en los próximos días el Atlético de Madrid para firmar con el Beijing Renhe, donde espera apurar con minutos sus opciones de participar con la Albiceleste en el Mundial de Rusia. Allí le espera otro excéltico: el preparador físico Eduardo Domínguez.