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"Aspas infinito"

La prensa nacional se rinde al genio moañés, cuya titularidad en la selección algunos analistas empiezan a reclamar

Aspas ejecuta el penalti que fue detenido por Keylor Navas. // R. Grobas

El fútbol español ha redescubierto a Iago Aspas. Su actuación ante el Real Madrid colecciona elogios de los principales analistas. Ya se le reclama abiertamente a Lopetegui que lo pruebe como delantero titular en la selección. No es solo que la atención mediática que concita cada partido del conjunto blanco también ilumine puntualmente a sus rivales. Iago es siempre otro a la vez que el mismo, un jugador en permanente evolución pese a estar ya camino de los 31 años. En la rutina del día a día se pierden los matices que una visión más infrecuente sí detecta. Eso que José Samano etiqueta en El País como "el infinito Aspas".

El consenso es general: el moañés gobernó el Celta-Real Madrid a su antojo. "Jugador bandera", "el mejor de la noche", "el más ilustrado junto a Isco", "futbolista pillo, con tanta clase que tiene una zurda que le vale por dos piernas", va desgranando Samano en su crónica. Y Orfeo Suárez, en El Mundo, lo secunda: "Aspas es un futbolista exquisito cuya plenitud parece relacionada con un hábitat. Quizás haya llegado a esa conclusión después del gris periplo por Liverpool y Sevilla. Un gallego que no hizo las Américas. Extraño". Un compañero de rorativo, Iñako Díaz-Guerra, abunda en esa comunión entre el club y su ídolo. "Iago Aspas es un futbolista maravilloso que seguramente sea incapaz de jugar bien a más de 20 kilómetros de su casa, lo que le hace aún más maravilloso", escribe en Twitter.

En los periódicos deportivos madrileños se rinden igualmente al genio gallego. Hugo Cerezo decreta en el Marca: "El estado de forma de Iago Aspas es para colocarle entre los mejores jugadores del fútbol español". Tomas Roncero afirma en el As: "El Celta muestra siempre un fútbol ágil y vistoso. Todo representado por la figura de un grandioso Iago Aspas". Albert Ortega sostiene: "Cada partido de Iago Aspas frente a un coloso de la Liga es una exhibición de goles, desmarques, asistencias y fútbol. Futbolista de los grandes. Aunque no es un simple futbolista, es el emblema del Celta de Vigo".

Una oda colectiva que necesariamente acaba apuntando a la selección española en estos meses de preámbulo mundialista. Edu Pidal, de Onda Cero, lo concreta: "Iago Aspas es un jugador descomunal, no solo por el partido de esta noche. A este nivel, aunque a muchos les suene exagerado, está para ser titular en la España de Lopetegui".

Lo cierto es que el seleccionador español ha empleado hasta ahora al céltico como revulsivo y más escorado hacia el flanco derecho que centrado. A Lopetegui el libreto le pide un ariete fornido (Costa, Morata, Aduriz). Iago Aspas hociqueará cualquier rendija que el técnico puede abrirle hacia la alineación oficial. Fue por cumplirle el gusto a Lopetequi que Aspas promovió en Vigo su alineación por la derecha. Ya había probado su excelente rendimiento como punta tanto con Berizzo como con Paco Herrera. Este último fue quien le soltó las riendas. Como mediapunta, sin embargo, a Herrera le parecía demasiado caótico. Aquel Iago lo era. El actual aprendió de los mejores en los entrenamientos del Liverpool. Se sobrepuso a una suplencia en Sevilla que consideraba injusta. Y ha florecido definitivamente en su segunda etapa céltica como referente. Es el Iago que, amparado por el corpachón de Maxi Gómez, maneja el juego a su antojo, sin equivocarse en ninguna decisión.

En este proceso de crecimiento, el morracense ha aprendido a utilizar su cuerpo como una herramienta precisa. De niño y ya joven, muchos técnicos le dibujaban malas perspectivas profesionales por su endeblez. Y es cierto que le costó desenvolverse en los contactos ásperos, sobre todo en su aterrizaje en Primera. El Aspas actual, en cambio, sabe amagar, engañar, hurtarle el cuerpo al central o emplear la fuerza del rival en su propio beneficio. Está cada vez más fino y rápido. Esa ligereza le augura una longeva y productiva madurez.

El partido contra el Real Madrid también mostró esa otra vertiente de su efervescencia. Intentó forzar un segundo penalti. Tiene cierta fama de exageración que en acciones ciertas le ha penalizado. Latre, sin embargo, no lo amonestó por ello. Solo después castigó sus protestas reiteradas. También en esto se dosifica mejor. Ya no lo expulsan como antes. "Hay que enseñarle a controlarse, pero no a cambiar su personalidad", proponía Eusebio, que amenazó con sustituirlo en el descanso de un partido si no pedía perdón al árbitro. Igualmente charla con los adversarios y aconseja o abronca a los compañeros. Solo se le puede concebir desde la pasión, quizás el elemento motor que conduce a lo que Aritz Gabilondo, del As, resume con sencillez: "Lo digo recién fallado un penalti: qué bueno es Iago Aspas".

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