Empató el Celta con el Barcelona -rebajado por la ausencia de Messi, Luiz Suárez e Iniesta- y llevó la resolución de la eliminatoria al Camp Nou. Siguen vivos los vigueses, que volvieron a regalar intensidad y buenos minutos de fútbol, pese a que el gol inicial culé enfrió las esperanzas de la afición.

En los primeros minutos dominó el Celta. La primera llegada se dio tras una gran jugada colectiva, que acabó con un centro de Jonny desde línea de fondo. Después, un balón al espacio de Wass dejó solo a Aspas ante Cillesen, pero Semedo estuvo muy rápido y le robó la cartera.

Transcurría el partido con el Celta cómodo hasta que llegó el minuto 15. Armó el equipo culé un rápido contragolpe que acabó con André Gomes llegando a línea de fondo y poniendo un pase a la frontal de la pequeña, que el cantero Arnaiz trasnformó en gol con facilidad.

Tras el tanto el Celta vivió minutos de zozobra, pero tampoco agobió el Barça. Poco a poco fue recuperando sensaciones, pero sin inquietar la portería culé. Hasta que en el minuto 31 los celestes trenzaron una transición electrizante, que acabó con el balón en los pies de Maxi. El uruguayo puso un balón perfecto para Iago Aspas pero su remate fue al larguero y de ahí a la pierna de Cillesen, tras lo que quedó muerta en la línea de fondo. La recogió Pione Sisto, que se hizo hueco y golpeó con virulencia. Uno a uno.

De ahí al descanso el partido quedó en terreno indefinido, sin llegadas claras aunque con ligera superioridad de los celestes, que dominaron más el balón. El Barcelona apenas inquietó con sendos disaros lejanos de Paulinho y André Gomes.

Cambió el panorama en la segunda parte. El Barcelona dio dos pasos adelante, acampó en campo celeste y comenzó a monopolizar el cuero. En el transcurso de 10 minutos, Sergio le cerró los espacios en un mano a mano a Arnaiz; el cantero remató en el segundo palo de cabeza; y Busquets buscó la escuadra y se encontró el larguero con un magnificó golpeo desde la frontal.

Unzué miró a su banquillo en busca de aire. Lo encontró en Emre Mor y Brais Méndez, que le dieron oxígeno al agobiado conjunto vigués. El turco hizo lo que se espera de él: desequilibrar. En el primer intento, tras una buena jugada, el balón le quedó en la derecha y su disparo reveló sus carencias con esa pierna. En la segunda, tras pared con Aspas, chutó con la buena, rozando el palo. El joven extremo empieza a hablar el mismo idioma que el de Moaña.

En la recta final, con el campo pesado y los jugadores al límite -Jonny tuvo que retirarse tocado- el Celta siguió dominando y buscó el segundo con insistencia, pero sin demasiada claridad. Un chut de Aspas, que quizás tenía otras opciones, fue lo más peligroso. El Barça pareció conformarse con esperar una contra, y casi lo logra en una llegada de Sergi Roberto. Pero el tiro se fue fuera y la eliminatoria queda a expensas de lo que ocurra en el Camp Nou. Con el 2-2 de la reciente visita del Celta, pasarían los vigueses.