Segunda visita consecutiva de Iago Aspas a Riazor en la que resulta determinante. El año pasado marcó el gol de la victoria y en esta ocasión ha firmado dos tantos. En el primero demostró velocidad y oportunismo; el segundo fue una obra de arte. Un lanzamiento de falta que alojó a poca distancia de la escuadra izquierda de la portería de Rubén. La obra de un futbolista superlativo. Por la acción en sí y por el momento y escenario en el que la ejecutó. Una vez más demostró que ese cambio de sistema que ha ordenado Unzué le viene de maravilla porque le acerca a la portería y le permite distraer con Maxi a la defensa rival.