La imposibilidad de encadenar dos triunfos consecutivos ha impedido el despegue del Celta en la tabla esta temporada. Así lo cree Rubén Blanco, quien ayer apostó por firmar un pleno de victorias en los dos partidos que restan por disputar al conjunto de Unzué antes de las vacaciones navideñas, el del próximo domingo en Balaídos frente al Villarreal y el derbi gallego del día 23 en Riazor que cerrará el año natural antes del parón liguero, "Por mala fortuna, en ciertos momentos no estamos consiguiendo puntuar de tres en tres y ganar al Villarreal sería un paso importante. Conseguir seis puntos en estos dos partidos sería muy bueno porque igualaríamos al Villarreal y ganaríamos al Deportivo en Riazor, lo que nos daría una gran inyección de moral para terminar el año", destacó el guardameta en rueda de prensa.

Blanco apuntó que la Liga "está muy igualada este año porque el pasado tres equipos se quedaron muy rezagados" y se mostró partidario de mirar hacia los puestos europeos más que hacia la zona baja. "Estamos a tres puntos de la Europa League y a seis del descenso. Nosotros creo que tenemos que mirar hacia arriba pero sin descuidar los puestos de abajo porque no queremos llevarnos ningún susto", dijo el portero mosense, que valoró la continuidad que ha tenido en los últimos partidos: "Por unas cosas u otros llevaba casi dos años que no la estaba teniendo y ahora la estoy teniendo. Espero seguir así. Tengo 22 años, soy ambicioso y creo que nunca se deja de mejorar". Por último, elogió al rival - "tiene una grandisimo equipo y una magnífica cantera"- y agradeció la baja por sanción de Bakambú.