El Celta B se reencontró con el triunfo después de su empate ante el Fabril (0-0) y la derrota en campo del Talavera de la Reina (3-0) y regresa a los puestos de play off de ascenso al imponerse precisamente a un rival en esa misma lucha como el Navalcarnero. En un encuentro que muy probablemente no debería haberse disputado, los vigueses aprovecharon el tempranero gol de Dennis Eckert para hacerse con tres puntos que tuvieron que sudar sobre todo en la segunda mitad.

A priori, el encuentro entre Celta B y Navalcarnero prometía ser interesante. Sin embargo, la tormenta de lluvia y viento que azotó ayer Vigo provocó que cualquier posibilidad de disfrutar con un bonito espectáculo futbolístico se desvaneciese antes incluso del pitido inicial. Con la alerta naranja activada y previsión de elevarla incluso a alerta roja, la sorpresa saltó al conocer que la RFEF dejaba en manos de los colegiados decidir si se disputaba o no el encuentro. Y el asturiano Carlos Fernández Buergo entendió que en Barreiro, a pesar de los múltiples charcos, de tener la banda más cercana a la avenida Ramón Nieto completamente inundada y al fortísimo viento, se podía jugar perfectamente.

Cierto es que el encuentro se disputó. Pero fútbol, como era más que previsible, hubo poco. Las condiciones del terreno de juego hicieron imposible ver jugadas combinativas y el balón pasó mucho más tiempo en el aire que bajo el control de alguno de los dos contendientes.

El filial céltico, que presentaba el once habitual en las últimas jornadas con Jero ya asentado en la portería y Riki ocupando el lateral derecho en sustitución del lesionado Kevin, fue el que supo adaptarse mejor a los condicionantes del partido. Contribuyó decisivamente a ello que el alemán Dennis Eckert cazase un balón largo para encarar a Isma Gil y batir al portero visitante cuando aún no se había cumplido el tercer minuto. Porque, con la ventaja de tener el marcador a favor, el Celta B entendió a la perfección que debía traicionarse a sí mismo, olvidar el fútbol combinativo y recurrir continuamente al balón en largo para evitar riesgos.

Mientras, al Navalcarnero le costó un poco más hacer el cambio mental y la fuerza de la costumbre le llevaba a tratar de enlazar unas jugadas destinadas a morir en un inoportuno charco. Además, pudo encontrarse con un resultado todavía más adverso al poco de superarse el minuto veinte, en un cabezazo de Robert Costa que se marchó ligeramente desviado.

Sin embargo, en una de las pocas concesiones que se permitieron los pupilos de Rubén Albés en todo el encuentro, tuvieron los visitantes su mejor oportunidad. Fue en un intento de cesión a su guardameta por parte de Pampín que no llegó a su destino al quedar la pelota frenada por el agua. Stevens, muy atento, se hizo con la pelota y ante la salida de Jero, con todo a su favor para marcar, remató excesivamente alto.

El Celta B encajó bien el susto y respondió con una acción en la que Agus cayó dentro del área rival reclamando un posible penalti, con un disparo de Dennis a la media vuelta que se marchó fuera por poco, otro intento desde la frontal de Drazic que atajó sin excesivos problemas Isma Gil y otra polémica acción en la que, esta vez Eckert, solicitó de nuevo la pena máxima. Pero al descanso se llegó con el Navalcarnero avisando de sus intenciones gracias a una buena acción individual de Chema Moreno, que obligó a lucirse a Jero para despejar su potente lanzamiento.

La segunda parte, con más viento y lluvia todavía, mostró a un conjunto visitante ya con las ideas más claras, llevando la iniciativa y encerrando por momentos al Celta B en su campo. De hecho, el Navalcarnero no tardó demasiado en refrendar sus intenciones con un peligroso acercamiento a la meta defendida por Jero. Fue en el minuto 53, en un lanzamiento de Edgar que se estrelló en el lateral de la red. Más clara fue la ocasión a la media hora de este plazo, originada en un defectuoso despeje de Rober que permitió un centro lateral que el agua dejó muerto en el punto de penalti para que Edgar pudiese rematar. Afortunadamente para los intereses célticos, Pampín, bajo palos, consiguió despejar el disparo a saque de esquina. Un córner en el que Llario cabeceó demasiado alto en buena posición para hacer conseguido el empate.

Una igualada que los visitantes volvieron a rozar a diez minutos para la conclusión en un remate de Álex González que se marchó fuera por muy poco. Ante un Navalcarnero ya totalmente volcado, el Celta B buscaba un contragolpe para sellar su victoria. Lo tuvo en el minuto 83, en una acción en la que Dennis salía en velocidad pero fue derribado con contundencia por Sergi. El árbitro no dudó y enseñó al jugador visitante una tarjeta roja quizás excesivamente rigurosa.

La inferioridad numérica dejó muy tocado a un Navalcarnero que se diluyó también en esta recta final entre protestas ante las, a su juicio, constantes pérdidas de tiempo de los pupilos de Rubén Albés. Pese a todo, lo siguió intentando hasta el último de los larguísimos cuatro minutos de prolongación.