Iago Aspas parece empeñado en agotar los calificativos, que empiezan a quedarse cortos para describir el excelso estado de forma que ha mostrado el internacional celeste en el último mes. Tras un tímido comienzo, sazonado con un punto de ansiedad, el moañés ha encontrado el nivel que en los dos últimos años le ha confirmado como uno de los grandes delanteros de LaLiga, un atacante superlativo, con un inagotable repertorio de recursos siempre al servicio del equipo. No importa la posición que ocupe, la talla del rival o la magnitud del escenario. Lleva el gol en la sangre y el talento en las piernas. Pocos delanteros pueden, como el moañés ayer, dar la réplica a Messi.