El Celta B sufrió un duro castigo en El Prado, donde el Talavera le infligió un severo correctivo en un partido de claro color blanquiazul. Mario adelantó a los toledanos al filo del descanso a la salida de un saque de esquina y a partir de ahí ya fue coser y cantar para los de Fran Alcoy, que pondrían la puntilla al Celta B en la segunda parte con goles de Espinar y Jesús Jiménez.

El encuentro comenzó con una clara declaración de intenciones por parte del equipo visitante. Fue Dennis el que estuvo a punto de adelantar a los suyos pero se topó con la yema de los dedos, que fue con lo que despejó Machuca a córner. Los dos equipos empezaron el choque con intención de no amilanarse ante el rival y por eso el centro del campo era la zona de disputa.

El encuentro era entretenido y los acercamientos a las porterías se multiplicaban. La más clara fue para Espinar, que tuvo en sus botas el uno a cero, pero no supo aprovechar la gran asistencia de Jesús Jiménez desde la derecha. Era una muestra de un fútbol de popder a poder en el que los dos equipos querían la pelota. más peligrosas parecían las llegadas blanquiazules, con una nueva ocasión de Jorge que disparó fuera por muy poco.

Respondió mediada la primera parte el Celta B. Fue por mediación de José Hernández, cuya falta se fue fuera cuando el respetable se temía lo peor. No fue la única del celtiña, ya que, tras jugadón de Dennis, se topó con Machuca en una clara ocasión desde muy cerca, desde el punto de penalti local.

Estas dos ocasiones denotaban lo que sucedía en el centro del campo, donde los de Rubén Albés impusieron su calidad y su número, ya que acumulaban muchos fubolistas y superaban con facilidad a sus oponentes. Eso sí, les costó mantener ese dominio durante el primer tiempo porque los talaveranos enfrentaron a la mayor calidad viguesa, una fortaleza física y un mayor ímpetu.

Se adelantaron los locales pocos instantes antes del descanso después de un córner desde la derecha que Mario aprovechó para empalar y superar a un Jero que pudo tocar el esférico pero no despejarlo. Así se llegó al descanso con, quizás demasiado premio para los locales.

Tras el descanso, el Celta estaba obligado a buscar la portería rival, pero los nervios le jugaron una mala pasada. Ganas había pero el Talavera era un rival bien asentado y, encima, con el marcador a favor. Las cosas le están saliendo muy bien a los locales y eso hizo que casi la inercia bastara para superar a los canteranos.

De hecho, las ocasiones más claras seguían siendo locales. Melchor tuvo la ocasión más clara de los minutos iniciales de la segunda mitad, pero no anduvo fino cara al gol. Era sintomático de lo que sucedía sobre el césped, donde el mayor aplomo local estaba haciendo que los visitantes bajaran los brazos poco a poco, sin apenas poder oponer resistencia.

Y más se dieron de bruces contra la realidad después de que Espinar hiciera el segundo y Jesús Jiménez certificase la goleada con el tercer gol.