El Celta reanudó ayer los entrenamientos en la ciudad deportiva de A Madroa pendiente de la evolución de las lesiones de Emre Mor y de Facundo Roncaglia. El turco, que arrastra un esguince en un tobillo desde el partido contra la UD Las Palmas, ya trabaja con el grupo y los médicos del club apuntan que podría recibir el alta en los próximos días, con lo que cuenta con opciones de reaparecer el viernes ante el Leganés (Balaídos, 21 horas). El zaguero argentino, por su parte, lleva un proceso de recuperación más lento. La rotura fibrilar que sufrió el 5 de octubre ante el Pachuca mexicano le mantiene con entrenamientos limitados y no se espera que esté a disposición de Unzué hasta el martes 28 de noviembre, en la vuelta de la eliminatoria de Copa contra el Eibar.

Emre Mor realizó un entrenaminto "normal, aunque con mínimas molestias", se apunta en el parte médico del club. Se espera que el internacional turco reciba "el alta en los próximos días, de seguir esta evolución".

Si no pudiese contar con ambos, Unzué dispondría de los mismos jugadores que para el duelo contra el Sevilla, en el que dejó en Vigo al portero Iván Villar por decisión técnica. Entre los dieciocho futbolistas citados para jugar en el Sánchez Pizjuán se encontraba el canterano Brais Méndez, al que el técnico navarro ya considera como uno más de la primera plantilla céltica. De hecho, el centrocampista canterano tuvo unos minutos. Entró por Cabral y se situó como carrilero por la banda izquierda.

Visita del hijo de Calderón

Por A Madroa pasó ayer Gabriel Calderón Pellegrino, hijo del exfutbolista argentino que triunfó en el Betis, en el que trabajó como preparador físico cuando su padre asumió la dirección técnica del conjunto sevillano. "Gracia al míster Unzué por esas charlas de fútbol. Gran entrenador y mejor persona", escribió en su cuenta de twitter el hijo de Gabriel Humberto Calderón, al que el beticismo conocía como "El Matador".