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El conformismo aturde al Celta

La falta de ambición y verticalidad conducen al apático conjunto de Juan Carlos Unzué a la derrota en el campo del colista

Adrián González disputa un balón a Pione Sisto durante el choque disputado anoche en La Rosaleda entre el Málaga y el Celta. // Efe

Puntualmente, como manda la tradición, el Celta cumplió con su ancestral costumbre de socorrer al necesitado. Lo hizo en La Rosaleda frente al desnutrido Málaga, que rebaña su primera victoria del curso después de haber obtenido un solo un punto de 27 en juego en las nueve primeras jornadas de Liga. Nada nuevo bajo el sol: el rival alivia sus miserias, Míchel salva el pellejo y el Celta reincide en la ceremonia de perder cada vez que le toca enfrentarse al último del furgón El dato es concluyente: cinco derrotas y tres empates en las últimas ocho visitas celestes al colista.

La derrota encajada en Málaga duelo en el fondo y en la forma; en el fondo por la falta de determinación mostrada por el conjunto de Unzué y su incapacidad para leer las necesidades del partido; en la forma, por el infortunio que acompaña al cuadro de Unzué en los goles rivales. Pero sobre todo confirma algunos de los problemas que afectan al equipo celeste y a los que, de momento, Unzué no encuentra solución. Sobra posesión, falta profundidad y velocidad en la elaboración y se percibe claramente un serio problema para sostenber el rendimienbto en el tiempo, tanto de un partido a otro como dentro de un mismo partido.

El Celta encaja por primera vez dos derrotas consecutivas y se estanca en la tabla, más cerca ya del descenso que de Europa en un momento en el que el calendario empieza a empinarse. Tras e Athletic, esperan ocho de los diez primeros de la tabla.

La posesión como fin

La posesión de la pelota es en el fútbol un medio no un fin en sí mismo, como equivocadamente interpretó anoche grupo de Unzué. Más que cuánto tiempo tienes el balón importa dónde lo tienes y qué uso le das llegar para llegar al gol y en esto se mostró en la Rosaleda el Celta del todo pacato. Durante casi 70 minutos, los de Unzué trataron de especular con el desgaste de un adversario que sí se vació sobre el campo y fracasaron en su empeño de gestionar su ansiedad y matar el partido al contragolpe en la última media hora de partido.

El resultado fue un Celta plano, un conjunto plomizo y fácilmente predecible de tanto masticar la jugada. Ni un disparo entre los tres palos en todo el primer tiempo consiguió armar el conjunto de Unzué, cuyo bagaje ofensivo se limitó a un remate de cabeza de Aspas, una falta al borde del área estrellada por Wass contra la barrera y un inteligente cambio de orientación del juego de Sisto sin continuidad.

El Málaga llegó más y con mayor peligro y pudo marcar el gol de la jornada en una maravillosa jugada del venezolano Peñaranda, una de las bazas de Míchel para cambiar la pésima dinámica que acompañaba a su equipo hasta que el Celta se cruzó en su camino. Rubén sacó también con una gran mano un disparo desde la frontal de Keko.

un golpe de infortunio

Aunque el Celta se ganó a pulso la derrota regalando el primer tiempo, el tanto que permite al Málaga enfilar en el camino de la victoria llega en una desgraciada acción de estrategia. Un balón suelto en el área que pega en el travesaño tras rebotar en Sergi Gómez y cuyo rechace recoge en boca de gol Adrián, que solo tiene que empujar el balón con la cabeza. Un golpe de mala suerte en el descuento del primer tiempo.

tenue mejoría

Quizá porque el Málaga acusó el cansancio del descomunal esfuerzo físico realizado durante el primer tiempo, poco a poco, tenuemente, el Celta comenzó a dejar verse en el partido: un tiro de Lobotka, una llegada al área, una contra mal finalizada, un remate fallido del Tucu en el punto de penalti y hasta un gol, anotado por Aspas en otra jugada con la pelota detenida, que al árbitro anuló acertadamente por fuera de juego. No encontraba réditos pero al menos avanzaba metros con el balón hacia la portería contraria con cierta sensación de peligro.

otra vez aspas

Cada vez menos pegado a la derecha, donde Unzué volvió a situarle ayer para formar con el que, por ahora, puede considerarse el equipo tipo celeste, Iago Aspas comenzó aparecer en el área rival para sustento del Celta y amagar con la remontada transformando, también con algo de fortuna, un centro desde la izquierda de Pione Sisto, que dio su sexta asistencia en esta Liga.

El internacional celeste pone de forma extraña, aparentemente con el hombro, el centro del danés lejos del alcance de Roberto, que hasta ese momento había tenido una noche plácida. El tanto cambió el decorado. El Celta puso cerco al portal malagueño y parecía tener el partido en sus manos.

el penalti

Justo en el momento en que el campo parecía inclinarse bajo sus pies hacia la portería de Roberto, el Celta recibió una puñalada mortal con el penalti de Cabral. Un disparo de En-Nasyri que se perdía le pegó en el brazo al defensa céltico y frustró cualquier atisbo de remontada. Recio transformó la pena.

En un último arreón de agradecer, el Celta rondo el empate con un buen disparo de Maxi en el área pero Aspas le estorbó lo suficiente y Roberto hizo el resto.

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